El terreno del antiguo aeropuerto se encontraba ubicado entre las actuales avenidas Pedro Aguirre Cerda, Departamental, General Velásquez y Avenida Lo Errázuriz, y ocupaba unas 250 hectáreas.[1] El nombre de esta área provenía del que recibiera, aparentemente, durante el Chile colonial: los Cerrillos de Apochame, más tarde llamados también los Cerrillos de Lo Espejo.[1]
En 1992, se estableció mediante decreto de la Subsecretaría de Aviación del Ministerio de Defensa Nacional la zona de protección y restricciones de altura para el aeródromo de Los Cerrillos.[2] En enero de 2006 esta zona de protección fue derogada.[3]
En 1928, el filántropo estadounidense Daniel Guggenheim —entre cuyos hermanos estaba Solomon, mecenas de las artes y primer presidente la Braden Copper Company— donó a Chile medio millón de dólares de la época para utilizar en la construcción de un aeródromo con el fin de desarrollar la aviación civil chilena, cosa que le interesaba a la familia Guggenheim por los negocios que tenían en el país.[1] Por aquellos años la aviación civil nacional estaba iniciándose y pasando exitosamente la prueba con pioneros como César Copetta, Luis Sánchez Besa y Dagoberto Godoy. He aquí la nota dejada por el filántropo:
"He depositado hoy día en el National City Bank of New York quinientos mil dólares oro americano por cuenta de Su Excelencia Carlos Ibáñez del Campo, Presidente de la República de Chile, cuyo depósito ha sido hecho para llevar a la práctica el plan que el Presidente adopte con fines educacionales en la ciencia aeronáutica. Sírvase notificar al Presidente al respecto."
La escritura de compraventa de los terrenos, suscrita en el año 1929, dice textualmente:
"...don Manuel Véliz Rodríguez, en representación del Supremo Gobierno, (...) acepta para el Fisco, en los términos relacionados, la propiedad materia de esta compra que se destina a la construcción de un aéreo-puerto público".
Los terrenos comprados eran la hacienda Los Cerrillos, al surponiente de la capital, propiedad de Alfredo Riesco y destinada hasta entonces a la producción de pasturas, cereales y alfalfa, además de una lechería y una viña propia según se constata en guías agrícolas de la época. El aeródromo, inaugurado el 16 de mayo de 1929,[nota 1] fue entregado en 1935 a la estatal Línea Aérea Nacional para que se empleara de aeropuerto, en el que podían permanecer los aviones de todas las compañías de navegación aérea.[1]
Importancia histórica
Luego del terremoto de Chillán de 1939, la Fuerza Aérea (FACh) estableció desde el aeropuerto el primer puente aéreo realizado en el país con aviones nacionales y extranjeros (dos argentinos, un estadounidense militar, uno comercial de Panagra y un alemán con medicamentos); en 322 vuelos, transportaron a 1.181 pasajeros y 24 toneladas de carga. A raíz del terremoto se empezaron a exigir nuevas normas de ingeniería en las construcciones y se creó la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, actual Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi), para prestar ayuda a los damnificados.[1]
Carlos Ibáñez del Campo dispuso construir, durante su segundo gobierno (1952-1958), una red nacional de aeropuertos acorde a las características de los nuevos y modernos aviones que revolucionarían la actividad aeronáutica mundial. El 21 de marzo de 1946 arribó por primera vez en Los Cerrillos un avión cuadrimotor que realizaba servicios de pasajeros y carga comercial.[5]
Durante el sismo de 1960, desde él se coordinó el puente aéreo para facilitar las labores de entrega de recursos y evacuación aeromédica, que se desarrollaron con la ayuda de una gran cantidad de aeronaves (23 de la FACh, 6 comerciales y un centenar de aviones extranjeros de países que concurrieron en la ayuda como Estados Unidos y Argentina). Debido a la destrucción de los aeropuertos de la zona sur del país, muchos pilotos debieron improvisar sus aterrizajes en medio de carreteras semidestruidas.[1]
Los Cerrillos sería más tarde absorbido por la urbe y como no tenía posibilidades de alargar su única pista, se decidió construir otro aeropuerto que lo remplazara, esta vez en la comuna de Pudahuel. Hasta la inauguración de este nuevo aeropuerto —que se bautizó con el mismo nombre de la comuna y que más tarde pasó a llamarse Aeropuerto Internacional Arturo Merino Benítez—, Los Cerrillos fue el principal aeropuerto nacional y desempeñó un papel clave en el desarrollo de la aviación comercial y militar del país.
Entre 1992 y 2004 se realizó en las instalaciones de Los Cerrillos la Feria Internacional del Aire y del Espacio (FIDAE) —inicialmente Feria Internacional del Aire (FIDA)—, que se trasladó desde la Base Aérea El Bosque para dar así cabida al creciente público que llegaba. Además, servía de lugar de entrenamiento de diversos institutos de formación aeronáutica.
A pesar de los esfuerzos realizados por diversas organizaciones, expertos y algunos políticos, la orden de no innovar presentada por la Federación Aérea de Chile fue rechazada y el aeródromo cerró definitivamente sus puertas el 8 de febrero de 2006, para dar paso al proyecto urbanístico Parque Bicentenario.
La inauguración de este complejo urbano-inmobiliario se celebró el sábado 24 de septiembre de 2011,[6] cuando se realizó la Gran Fiesta de la Clase Media, ocasión que se aprovechó también para entregar miles de subsidios habitacionales a sus beneficiarios. A fines de 2016 se anunció la licitación para la construcción de las primeras 2300 viviendas que formarán la Ciudad Parque Bicentenario de Cerrillos, que tendrá en total unas 18.000, además de áreas verdes.[7] Algunas personas han mostrado su preocupación por el hecho de que la construcción se realizaría en tierras presuntamente contaminadas por las labores que se realizaban en el aeropuerto.[8]
En el edificio modernista del antiguo recinto aéreo, se inauguró en septiembre de 2016 el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, que funciona como museo de exposiciones modernas temporales y repositorio de obras de arte chilenas creadas a partir de 1967.[4]
Servicios
Los Cerrillos alojó importantes servicios para el país, tanto civiles como militares:[1]
Servicio regular de carga dentro del país, con aerolíneas como Aeronor Chile.
Dos de las más importantes escuelas de vuelo nacionales.
Cuatro clubes aéreos que se encontraban sin posibilidad de hallar otra sede segura dentro de la ciudad.
Una empresa de aviones fumigadores vital para la actividad agrícola en la región metropolitana y provincias vecinas; también pilotos particulares salían desde esta pista a fumigar.
Dos talleres-maestranzas, incluyendo la que atendía a los aviones extintores de incendios forestales.
El único surtidor de combustible para naves aéreas en esta zona de la capital chilena.
Algunos de los más grandes, espaciosos y modernos hangares disponibles para la aviación civil en todo el país, usados también en arriendo como bodegas u otros servicios.
La disponibilidad del aeropuerto mismo a las 77 mil operaciones que se realizaban al año, la mayoría de las cuales no eran vuelos recreativos o deportivos, sino para labores importantes como aerofotometría, rescates, labores de prensa, fumigaciones, etc.
Servicio como oficina zonal de aeronavegabilidad para control, supervisión y fiscalización de la SDI para las regiones de Valparaíso, O'Higgins, Maule y parte de la Metropolitana.
El 27 de septiembre de 2015, en los Hangares Suricato, se realizó la primera versión del festival Santiago Gets Louder, que atrajo a más de 40 mil fanáticos del heavy metal.
↑El compromiso entre el Estado de Chile y Güggenheim sobre el destino de sus aportes a la aviación chilena se reafirmó en el Acta del primer Directorio del Club Aéreo de Chile, discutiendo sobre el centro social del club asentado en el proyectado aeropuerto
↑ abUna imagen llamada palabra, catálogo de la exposición, con textos sobre lo que es el Centro Nacional de Arte Contemporáneo Cerrillos, su misión y estructura, además de los dedicados a los artistas exhibidos; septiembre de 2016; acceso 07.03.2018