Agustina González López
Agustina González López, "la Zapatera", (Placeta de Cauchiles, Granada, 1891 – Víznar, 1936) fue una escritora, pensadora, pintora vanguardista y política española del siglo XX. TrayectoriaEstudió en el Real Colegio de Santo Domingo en la ciudad andaluza de Granada, interesándose desde muy joven por la astronomía y la medicina. Al quedar viuda su madre, fueron sus hermanos mayores y los tíos paternos quienes se encargaron de su educación. Se le permitió leer tras un consejo de familia. Para eludir esa vigilancia estricta, comenzó a vestirse de hombre. Al ser descubierta, alegó "locura social" para evitar ser castigada. Sin embargo, al considerar que sufría ataques de histeria, tuvo que someterse a largos periodos en cama y dietas estrictas.[1] Influida por las ideas del escritor Bartolomé José Gallardo y su Diccionario crítico burlesco y las del bibliógrafo Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, publicó en 1916 el ensayo Idearium Futurismo, donde propugna una simplificación de la ortografía.[2]
En esta época conoció al poeta Federico García Lorca, a quien le inspiró la protagonista de su obra de teatro La zapatera prodigiosa.[1][3] También el personaje de Amelia en La casa de Bernarda Alba, ya que ella se hacía llamar con este nombre, que utilizaba también para firmar sus escritos.[4] En 1928, vinculada a la masonería, publicó Las Leyes Secretas, libro en que expresó su concepción teosófica de la vida y de la muerte. En ella relataba cómo haciendo de hipnotizadora consiguió dibujar el color de los espíritus y sus formas.[4] Con su ensayo Justificación, quiso explicar el porqué de su conducta escandalosa. Ella misma se costeaba la edición de sus libros y los vendía en la zapatería familiar.[1] Se presentó en las Elecciones generales de España de 1933 con el Partido Entero Humanista.[5] El ideario de este partido consistía en una mezcla de contenido esotérico (Entero) y de confianza en el ser humano (Humanismo). Fue avalada por dos miembros del Partido Socialista Obrero Español: Alejandro Otero Fernández y Rafael García Duarte Salcedo.[4] En estas mismas elecciones, y también por la circunscripción de Granada, se presentaba María Lejárraga. González consiguió 9 votos en la capital y 6 en los pueblos. Tras el Golpe de Estado de 1936 fue encarcelada, trasladada al pueblo de Víznar y fusilada junto a otras dos mujeres, aunque se desconoce la fecha exacta de su muerte. Trescastro, quien se jactaba de haber asesinado a García Lorca, también reclamó para sí la muerte de La Zapatera "por puta".[6] En 1939, se abrió un proceso en el que se la acusó de pertenecer a la masonería y de simpatizar con los partidos de izquierdas. Fue condenada a una indemnización de 8000 pesetas que tuvieron que pagar sus familiares.[1] Francisco Ayala la recuerda en su libro Mi cuarto a espadas como "una figura extravagante, probablemente una chiflada. Callejeaba mucho, entraba –¡y sola!– en los cafés y restaurantes y escribía cosas absurdas que hacía imprimir y ponía luego a la venta en el escaparate de su zapatería. Como bien puede comprenderse, conducta tal resultaba intolerable. La Zapatera era una mujer independiente, independiente también en cuanto a sus medios económicos, y la desaprobación social, apenas refrenada, tenía que desahogarse mediante burlas más o menos sangrientas ... Tengo entendido –esto es, oído y leído– que en 1936, durante los primeros días de la sublevación, cuyos horrores hallaron escenario privilegiado en Granada, fusilaron a la Zapatera –lo cual no me extraña, y hasta pudiera decir que me parece normal dentro de la monstruosidad de una situación propicia para dar salida a todas las malas pasiones, tales como el rencor acumulado en el machismo.".[7][8] En 2019 fue rescatada del silencio y del olvido en el que estaba gracias a la iniciativa de la escritora y editora Gema Nieto con la recopilación de sus ensayos en Clemencia a las estrellas.[9] DramaturgaEscribió dos obras de teatro: Cuando la vida calla, comedia en tres actos, que fue estrenada y mal acogida por la crítica y el drama Los prisioneros del espacio, del que no se tiene constancia de ser estrenado. En esta obra escenificó los supuestos teosóficos. Consta de tres actos, número de especial simbolismo y siete cuadros. Los personajes, actuando en el presente, en el pasado y en el futuro, delimitan las fronteras entre el mundo de la materia y el del espíritu. Su ideario feminista también le hizo dotar de naturaleza femenina a la tercera persona de la Trinidad, el espíritu, como había hecho Helena Blavatsky, una de las fundadoras de la Sociedad Teosófica.[4] Obra
Referencias
Enlaces externos
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