Alfredo Landa Areta (Pamplona, Navarra, 3 de marzo de 1933-Madrid, 9 de mayo de 2013) fue un actorespañol que personificó el fenómeno cinematográfico denominado landismo a comienzos de la década de 1970. Su variado registro interpretativo le convirtió en uno de los actores más versátiles y populares del cine español, premiado en el Festival de Cannes y ganador de tres premios Goya. Se retiró en 2007 y recibió el Goya de Honor por el conjunto de su trayectoria.[1]
Biografía
Nació el 3 de marzo de 1933 a las 3 de la tarde en Pamplona, Navarra. Hijo de un capitán de la Guardia Civil, pasó su primera infancia en el pueblo de Arive.[2] A los seis años su familia se trasladó a Figueras, donde fue alumno del Instituto Ramón Muntaner. Se trasladó a los doce años a San Sebastián, donde años más tarde iniciaría estudios de Derecho; y fue precisamente en la universidad donde tuvo su primera experiencia teatral, representando más de cuarenta obras en la Fundación del Teatro Español Universitario.
Contrajo matrimonio con María Teresa Imaz Aramendi (1934-2016);[3] con la que tuvo tres hijos: Idoia (1964), Alfredo (1966) y Ainhoa (1969).[4]
Su primera relación con el cine se produjo como actor de doblaje. En 1962 debutó profesionalmente en el cine, de la mano de José María Forqué, en la exitosa película Atraco a las tres. El propio Alfredo Landa ha explicado en alguna ocasión que Forqué le citó en la Casa de Campo de Madrid y le dijo «siéntate y pon cara de susto y después vete a casa». Después de esta desastrosa experiencia el actor ya no quería hacer cine.
Para el estudioso Santos Zunzunegui, poco después en El verdugo de Luis G. Berlanga (1963), Alfredo Landa interpretando al sacristán que reparte pescozones a los monaguillos y vigila para que no se coman los recortes toda la fuerza interior, presentará «todo el impulso que ya constituían, desde sus primeros escarceos con el cinema, la singularidad de un actor que por aquellos días —apenas había debutado un año antes de la mano de José María Forqué en Atraco a las tres— se batía el cobre con una industria que, como la cinematográfica -y, no hay ni que decirlo, mucho más en el caso hispánico- no ofrece ninguna facilidad a los recién llegados. Alfredo Landa, pues, ese es el nombre del imperioso monago, dejaba inscrito en El verdugo berlanguiano toda una premonición de una carrera que alcanza ya los treinta años ininterrumpidos de dar cuerpo a variopintos sujetos».[5]
En cuarenta y cinco años de profesión ha realizado 133 películas.[6] Su trayectoria puede dividirse en tres etapas fundamentales. En la primera etapa alterna papeles cómicos con trabajos teatrales. Durante ella participa en más de cuarenta películas, entre las que destacan Nobleza baturra, de Juan de Orduña, y Ninette y un señor de Murcia, de Fernando Fernán Gómez.
En 1984 comparte con Francisco Rabal el premio de interpretación masculina en el Festival de Cine de Cannes por sus respectivos papeles en Los santos inocentes. Candidato en siete ocasiones al Premio Goya, resulta premiado en 1987con El bosque animado y en 1992 con La marrana. En 2003 recibió un homenaje en la Mostra de València. En marzo de 2007, en el Festival de Cine Español de Málaga, anuncia su retirada profesional a los setenta y cuatro años de edad. En el Mundial de Fútbol de 2010, el lema «¡Cuidado Holanda, que viene Alfredo Landa!» da testimonio del marcado carácter español que recoge el personaje de español medio, bien representado en el landismo.[8]
En el año 2008 recibió de los compañeros el Premio de la Unión de Actores, y la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España le concedió el Goya de Honor, su tercera estatuilla, por el conjunto de su carrera que recibió emocionado y obligando a subir al estrado a su mujer y a sus hijos. El veterano actor con décadas de tablas y decenas de reconocimientos a sus espaldas, no pudo evitar emocionarse al verse homenajeado por los compañeros de su profesión. «Tengo tanto dentro... este Goya de Honor se lo debo a mi profesión que ha sido lo mejor de mi vida, lo que más aprecio», dijo el actor.
Ese mismo año 2008 le fue concedido el Premio Príncipe de Viana, el principal galardón cultural que se concede en Navarra, por el conjunto de su trayectoria. Asimismo publica un libro de memorias, Alfredo el Grande. Vida de un cómico, en colaboración con el escritor Marcos Ordóñez. En ellas rememora acontecimientos de su vida personal y explica los pormenores de su trayectoria profesional, aunque no deja muy bien parados a algunos compañeros de profesión con quienes compartió vivencias como José Luis Dibildos o Imperio Argentina.[9] En 2011 el artista recibió una Estrella en el paseo de la fama de Madrid.
El popular actor falleció el 9 de mayo de 2013 en Madrid, tras haber padecido la enfermedad de Alzheimer en los últimos años de su vida, siendo incinerado en el tanatorio Nuestra Señora de los Remedios, en la localidad madrileña de Colmenar Viejo.[10][11][12]
↑Zunzunegui, S. (2002). El cuerpo y la máscara. Para una tipología del actor español: el caso de Alfredo Landa. Consulta online (19/07/2017) Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes