Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y a sus discípulos zaragozanos
La Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y a sus discípulos zaragozanos [1] es una pintura del joven Francisco de Goya, pintada entre 1768 y 1769. Es la única pintura de Goya que ha sido exhibida en Fuendetodos, lugar natal del pintor, el 14 de enero de 1996. El esquema compositivo e iconográfico del cuadro tiene su precedente en las primeras pinturas de Goya, ejecutadas en Fuendetodos y destruidas durante la Guerra Civil. La composición, en forma de pirámide será repetida por Goya a lo largo de su carrera, como en El bebedor y La pradera de San Isidro, de sus cartones para tapices. AnálisisEl cuadro representa la aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago el Mayor y algunos de sus discípulos en Caesaragusta. Cabe aclarar que la tradición católica señala que en el año 40, la Virgen María se presentó a Santiago en Zaragoza, para animar al apóstol en la prédica por Hispania. Fue dada a conocer por José Gudiol en 1970. Procede de los fondos pictóricos de Juan Martín de Goycoechea y Galarza. Llegó a su actual emplazamiento —la colección Pascual de Quinto en Zaragoza— a través de herencias y enlaces interfamiliares. Es la pareja de la llamada Triple generación y posee rasgos estilísticos muy comunes a La adoración del nombre de Dios (Coreto de la Basílica del Pilar), así como al Bautismo de Cristo y el Retrato de Juan-Martín de Goycoechea. Todos estos cuadros fueron recibidos en herencia por la segunda condesa consorte de Sobradiel. La obra acusa la influencia del maestro de Goya, José Luzán,[2] Valeriano Bozal (2005), no considera que se conserve obra alguna de Goya de esta época, con las siguientes palabras: «¿Qué aprendió con Luzán? Algo cabe concluir examinando la pintura del maestro, pues del propio Goya nada se conserva de aquellos años».[3] Es por esta razón que es más prudente hablar de una obra de juventud, pero no de formación, y atribuirle la fecha de 1768-1769. Gudiol resalta el vigoroso esquema lineal y las triangulaciones tan en boga durante aquella época, al hablar de dos componentes básicos en la pieza:
El historiador murciano José Luis Morales y Marín habla así de Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago: «en su factura ha desaparecido parte de la huella «luzanesca» para ser reemplazada por la impronta de Francisco Bayeu y Subías (1734-1795), aclarando tintas con una mayor luminosidad y desuniendo la pincelada desde un criterio más bocetístico, al mismo tiempo que se amplía el sentido espacial, tal y como llevará a consecuencias más extremas en la decoración de Aula Dei».[4] Referencias
Notas
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