El objetivo final era la toma de Tetuán. El 17 de diciembre empezaron las hostilidades por parte de la columna mandada por Zabala que ocupó la Sierra de Bullones. Dos días después, Echagüe conquistó el Palacio del Serrallo y O'Donnell se puso al frente de la fuerza que desembarcó en Ceuta el 21. El día de Navidad los tres cuerpos del ejército habían consolidado sus posiciones y esperaban la orden de avanzar hacia Tetuán.
El 1 de enero de 1860, el general Prim avanzó en tromba hasta la desembocadura de Uad el Jelú con el apoyo al flanco del general Zabala y el de la flota que mantenía a las fuerzas enemigas alejadas de la costa. Las refriegas continuaron hasta el 31 de enero donde fue contenida una acción ofensiva marroquí. O'Donnell inició la marcha hacia Tetuán, con el apoyo de los voluntarios catalanes. Recibía la cobertura del general Ros de Olano y de Prim en los flancos. La presión de la artillería española desbarató las filas marroquíes hasta el punto de que los restos de este ejército se refugiaron en Tetuán, y cayó el 6 de febrero.
Consecuencias
Tras una semana de luchas, la victoria resultó para las tropas españolas, que consiguieron de esta forma el fin de los ataques a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, así como la captura de la ciudad de Tetuán para la reina Isabel II de España.
De vuelta a la península, O'Donnell acampó las tropas del ejército victorioso en un descampado a las afueras del norte de Madrid, mientras se realizaban los preparativos para una entrada triunfal en la capital, que, finalmente, no sucedió. Alrededor del campamento —que de provisional se iba convirtiendo en permanente— se fueron instalando comerciantes y se creó el barrio conocido hasta hoy como Tetuán de las Victorias. De la misma forma, se dedicó una calle de Madrid (la calle de Tetuán), ubicada en las cercanías de la Puerta del Sol.
La victoria española sobre las fuerzas marroquíes en la batalla de Tetuán fue tallada sobre el frontón de la iglesia de san Joaquín, considerada como la única iglesia de tema militarista de Filipinas. Fue construida entre 1859 y 1869 por el fraile español Tomás Santarén, de la Orden Agustina,[1] y fue declarada santuario nacional en 1974.