Dionisio Lasuén Ferrer (La Muela, 1850 – Zaragoza, 1916) fue un escultor y artista español, especialmente conocido por su aportación al arte modernista en Aragón.
Biografía
Natural de La Muela, era hijo de un cantero que murió cuando Dionisio apenas tenía doce años.[1] Se formó en dicha localidad con un tío suyo que era también cantero.[2] Prosiguió sus estudios en Barcelona y Roma, gracias a una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza.[2]
A su regreso a España, se estableció en Madrid como escultor de la Casa Real, trabajando en el Panteón de los Infantes del Monasterio de El Escorial, probablemente en trabajos decorativos menores.[3] Durante ese periodo contrajo matrimonio con Adriana Toro y Capuz.[4] Sin embargo, decidió volver a su tierra natal y se asentó en Zaragoza.[2] Uno de sus primeros trabajos en la ciudad fue la facultad de Medicina (1886).[5] Lasuén fue autor de las esculturas de varios intelectuales que adornan la fachada[6] así como de la ornamentación del edificio.[7] Otras obras suyas destacadas en el periodo incluyen una estatua destinada a la fuente del Matadero de Zaragoza y hoy expuesta en el paseo de la Constitución,[8] la decoración del Casino de Zaragoza según proyecto de Ricardo Magdalena,[9] la del Teatro Principal de Zaragoza,[10] y la estatua de José de Palafox, de 1891, que adorna la Capitanía General.[10]
Su obra se encuadra en el modernismo, aunque muchos autores advierten un equilibrio propio sin romper con el clasicismo previo ni caer en el realismo.[11] Algunos especialista han considerado sin embargo sus motivos un tanto académicos por el uso de figuras históricas y alegorías, restringiendo las naturalezas y motivos modernistas para encargos privados.[2]
Fue parte así de la generación modernista en Zaragoza y frecuente colaborador de otros intelectuales como el ya citado Ricardo Magdalena.[12] Constan también algunas obras pictóricas[13] y un interés personal por la música.[14] Fue asimismo un habitual ilustrador en la prensa escrita.[15] Lasuén se convirtió en un referente artístico en la ciudad, publicando también artículos en defensa del modernismo en el primer lustro del siglo XX.[16] En Zaragoza fue además profesor de la Escuela de Artes y Oficios,[5] de la que llegaría a ser director cuando esta evolucionó a la Escuela de Artes e Industrias de Zaragoza.[2] Lasuén fue particularmente un defensor del carácter popular del arte y del valor artístico de las industrias.[17] Fue igualmente académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis.[5]
No sólo trabajó en Zaragoza, sino que constan obras suyas en otros municipios de Aragón como una fuente en Villanueva de Jiloca,[20] un Paso de la Cena en Barbastro y una Virgen para Panticosa.[21] Fue autor igualmente de la restauración de la colegiata de Calatayud.[22] En el resto de España también constan obras suyas, como el monumento al general Balmaseda en Madrid.[20]