La Economía de Italia es la octava economía a nivel mundial
de acuerdo con el criterio del PIB nominal primario de los términos europeos. A nivel regional, la italiana es la tercera mayor economía de la eurozona, detrás de Alemania y Francia.[1] En términos relativos o de paridad de poder adquisitivo (PPA), se encuentra también entre las mayores del mundo. El sector secundario o industrial ha sido el motor del desarrollo italiano, y el actual eje de su economía. Como en la economía de muchos de los países europeos, el sector terciario o sector servicios también tiene un gran peso en la economía italiana. El país ha sido también miembro fundador de la Unión Europea, de la eurozona, de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y del grupo G-7.
Productos de ingeniería, textiles y ropas, máquinas industriales, vehículos a motor, equipamientos de transporte, productos químicos, alimentos, bebidas y tabaco, minerales y metales no-ferrosos.
Productos de ingeniería, productos químicos, equipamientos de transporte, productos de energía, minerios y metales no-hierrosos, tejidos y ropas, alimentos, bebidas y tabaco.
En el período de posguerra, Italia se transformó de una economía basada en la agricultura, la cual había sido severamente afectada por las consecuencias de las guerras mundiales, para pasar a convertirse en una de las naciones más industrializadas del mundo y un país líder en el comercio internacional y en las exportaciones mundiales. Según el Índice de Desarrollo Humano, el país goza de un muy alto nivel de vida estándar y tiene la octava calidad de vida más alta del mundo según la revista europea de economía The Economist.[8] Italia es el tercer país del mundo con más reservas de oro[9] y es el tercer mayor contribuyente neto al Presupuesto de la Unión Europea. El país también es bien conocido por su influyente e innovador sector económico empresarial, lo que le hace una nación muy industrializada (siendo que Italia es el segundo país más fabricante de Europa después de Alemania),[10] además de poseer un competitivo sector agrícola (Italia es el mayor productor de vino del mundo),[11] y por sus creativos diseños con una alta calidad de fabricación en el sector de los automóviles, navales, industriales, electrodomésticos y de moda. Italia también es el mercado más grande de bienes de lujo dentro de Europa (tercero a nivel mundial) y la riqueza privada existente dentro del país es una de las más grandes del mundo.[12][13]
A pesar de estos importantes logros, la economía del país sufre en la actualidad problemas estructurales y no estructurales. Tras haber experimentado un fuerte crecimiento de su producto interno bruto (PIB) durante el periodo 1945-1990, las tasas de crecimiento económico promedio anual de Italia durante las dos últimas décadas se situaron por debajo de la media del crecimiento de la Unión Europea. El lento y posterior estancamiento en el crecimiento económico italiano, y los esfuerzos políticos para revivirlo con gastos masivos por parte del gobierno a partir de la década de 1980 para adelante, produjeron finalmente un severo aumento en la deuda pública. Además, en los últimos años, la economía de Italia (al igual que los otros países europeos) fue golpeada por la Gran recesión económica mundial originada en el año 2008. En los últimos 8 años (desde 2009), el PIB italiano ha disminuido un 27 %, pasando de tener un PIB de 2.402.062 (2 billones, 402 mil millones de dólares) en el año 2008, a solo producir 1.850.735 (1 billón, 850 mil millones de dólares) para el año 2016.
Cabe mencionar también que los niveles de vida italianos tienen una considerable división entre el Norte y el Sur del país: el PIB per cápita medio en las regiones del Norte de Italia es algo más alto que la media de la Unión Europea, mientras que algunas regiones y provincias del Sur de Italia están muy por debajo del promedio.[14]
Históricamente se puede dividir el país en tres zonas económicas: el Norte es más industrializado y desarrollado, dominado por grandes empresas privadas y dónde se ubica el principal centro financiero del país, Milán; el Centro tiene una situación en la media europea; mientras el Sur es más agrícolo, menos desarrollado a nivel industrial y infraestructural, muy dependiente de los subsidios del gobierno, y con una de las más altas tasas de desempleo del país.[2] Cabe destacar, sin embargo, que la economía sumergida es muy representada en el Sur, mientras que se vuelve menos intensa a medida que se avanza hacia el Norte. Esto lleva el Sur en condiciones económicas reales casi al nivel del Centro.[15]
Historia
Antes de la Unificación de Italia en la mayor parte del Reino de las Dos Sicilias y de los Estados Pontificios estaban en vigor leyes y sistemas atrasados y patriarcales y la burguesía no existía, mientras, el Norte y en algunas otras partes del Centro, los pequeños reinos y repúblicas que se sucedieron a lo largo del tiempo habían establecido un sistema promotor del comercio burgués.
Después de la caída del Imperio romano de Occidente y del ascenso al poder de los lombardos, en el norte de Italia la tradición de una cierta autonomía de los municipios había creado una burguesía audaz y existía una organización económica favorable al capitalismo, al comercio y a la industria. Por el contrario, en el Sur, las administraciones patriarcales de las diferentes dinastías reinantes a partir la Edad Media no habían creado todo esto, dejando una situación que favoreció el surgimiento del fenómeno de las mafias.[16]
Con la unidad política de Italia y llegada de la Casa de Saboya, algunas de las industrias del Sur, ya en plena crisis, fueron, poco a poco, desmanteladas (como las ferrieras de Mongiana, en Calabria) o cerradas (como las filandas del área de Caserta). Sin embargo, gradualmente, muchos industriales del Norte abrieron fábricas en el Sur, encontrando pero dificultades burocráticas debido a un mal funcionamiento de las instituciones y a los problemas relacionados con el crimen organizado.[17][18] Así que desde el siglo XIX el proceso de industrialización de Italia ha sido irregular: el norte ha estado tradicionalmente más industrializado y ha tenido mayor renta per cápita, mientras el sur fue más rural (aunque hasta 1880 las tres principales ciudades fueron Nápoles, Roma y Palermo), más dependiente de la agricultura, más pobre y más conservador.[19]
La industrialización fue en gran medida interconectada con el sector artesanal y se ubicó en las antiguas capitales políticas de la Italia preunitaria, mientras la industria de grandes factorías fue atraída por las cascadas del noroeste subalpino. A partir de la década de 1880, a medida que la modernización se aceleraba, las industrias italianas se concentraban en las regiones noroccidentales de Lombardia y Piamonte, con un gran auge de los sectores de la ingeniería mecánica y del textil especialmente en las ciudades de Turín y Milán, y con la región de Liguria, y sobre todo con la ciudad de Génova, que se convirtieron en un importante polo industrial para la construcción naval civil y militar.[20]
La difusión del proceso de industrialización que caracterizó las partes noroccidentales del país a partir de la década de 1880, excluyó por completo a grandes áreas en el Nordeste, del Centro y del Sur de Italia. Se podría pensar que la emigración italiana fue consecuencia de todo esto, pero en realidad se debió principalmente a nuevas leyes en materia de migración y al gran número de transatlánticos que zarpaban diariamente de los puertos de varias grandes ciudades italianas.[21] La emigración afectó a casi 26 millones de italianos. La mayoría de los italianos emigrarían durante el periodo comprendido entre 1880 y 1914, dirigiéndose principalmente hacia Estados Unidos, Argentina y Brasil, y dando vida a la que se considera una de las migraciones masivas más grandes de las épocas contemporáneas.[22] Durante la Primera Guerra Mundial, el Ejército Real Italiano aumentó de tamaño, ingresando al servicio durante la guerra a un total de 5 millones de soldados.[23] Esto tuvo un costo terrible en vidas humanas, ya que al final de la Gran Guerra Italia había perdido alrededor de 700.000 soldados y tenía un déficit presupuestario de miles de millones de liras.
Italia salió de la Primera Guerra Mundial en una condición pobre y debilitada. El Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini llegó al poder en 1922, al final de un período de graves disturbios sociales. Sin embargo, una vez que Mussolini adquirió un dominio más firme del poder, el laissez-faire y el libre comercio fueron progresivamente abandonados a favor de la intervención del gobierno y el proteccionismo.[24] El siguiente gráfico compara la evolución relativa a la población y al PIB nominal y per cápita de Italia, a partir del año 1922 hasta el año 1945:
La Gran Depresión de 1929 (de consecuencias mundiales) llegó a afectar muy duramente a la economía de Italia.[25] Tratando de manejar la crisis, el gobierno fascistanacionalizó las tenencias de grandes bancos que habían acumulado importantes valores industriales, estableciendo el Istituto per la Ricostruzione Industriale.[26] Se formó una serie de entidades mixtas, cuyo propósito fue reunir a representantes del gobierno y de las principales empresas. Estos representantes discutieron la política económica y manipularon precios y salarios para satisfacer tanto los deseos del gobierno como los deseos de los negocios.[24]
Este modelo económico basado en una asociación entre el gobierno y los negocios pronto se extendió a la esfera política, en lo que llegó a ser conocido como corporativismo. Al mismo tiempo, la política exterior agresiva de Benito Mussolini condujo a un gasto militar creciente de Italia. Después de la invasión a Etiopía, Italia intervino en España para apoyar a los nacionalistas de Franco en la guerra civil española. Para 1939, Italia tenía el mayor porcentaje de empresas estatales después de la Unión Soviética.[24]
La participación de Italia en la Segunda Guerra Mundial como miembro de las Potencias del Eje requirió el establecimiento de una economía de guerra. La invasión a Italia por parte de los aliados el año 1943, finalmente hizo que la estructura política y la economía italiana se derrumbaran rápidamente. Los Aliados, por un lado, y los alemanes por el otro lado, asumieron paralelamente la administración de las diferentes áreas de Italia sujetándolas bajo su control. Al final de la Segunda Guerra Mundial, el ingreso PIB per cápita italiano estaba en su punto más bajo desde principios del siglo XX.[27]
Después del final de la Segunda Guerra Mundial, Italia estaba en escombros y ocupada por ejércitos extranjeros, una condición que empeoró la brecha crónica de desarrollo hacia las economías europeas más avanzadas. Sin embargo, la nueva lógica geopolítica de la Guerra Fría hizo posible que el antiguo enemigo de Italia, un país bisagra entre Europa Occidental y el Mediterráneo, y ahora una nueva y frágil democracia amenazada por las fuerzas de ocupación de la OTAN , la proximidad de la Cortina de Hierro y la presencia de un partido comunista fuerte,[29] fue considerado por los EE. UU. como aliado importante y recibo bajo plan de Marshall 1.204 millones de dólares de 1947 a 1951.[cita requerida]
El fin de la ayuda a través del Plan podría haber detenido la recuperación pero coincidió con un punto crucial en la Guerra de Corea, cuya demanda de metal y productos manufacturados fue un estímulo adicional de la producción industrial italiana. Además, la creación en 1957 del Mercado Común Europeo con Italia como miembro fundador, proporcionó más inversiones y facilitó las exportaciones.[30]
Estos desarrollos favorables, combinados con la presencia de una gran fuerza de trabajo, sentaron las bases para un crecimiento económico espectacular que duró casi ininterrumpidamente hasta las huelgas masivas del "Otoño Caliente" y el malestar social de 1969-70, que luego se combinaron con la posterior crisis petrolera de 1973, dándole un abrupto final a la prolongada etapa de crecimiento. Se ha calculado que la economía italiana experimentó una tasa media de crecimiento del PIB del 5,8% anual entre 1951-63 y 5% anual entre 1964-73.[30] Los índices italianos de crecimiento se situaron en segundo lugar, pero muy cerca de los números alemanes en Europa, y entre los países de la OECE sólo Japón la superaba.[31]
Comercio exterior
En 2020, el país fue el noveno exportador más grande del mundo (US $ 532.6 mil millones en bienes, 2.8% del total mundial). En la suma de bienes y servicios exportados, alcanza los US $ 632.6 mil millones, ubicándose en el décimo lugar del mundo.[32][33] En importaciones, en 2019, fue el décimo mayor importador del mundo: US $ 473.5 mil millones.[34]
Sector primario
Agricultura
Italia produjo en 2018:
8,5 millones de toneladas de uva (segundo productor mundial, solo superado por China);
El país tiene exportaciones agrícolas extremadamente variadas. En 2019, los más valiosos fueron: vino (U $ 7 mil millones), alimentos procesados (U $ 3,6 mil millones), queso (U $ 3,5 mil millones), macarrones (U $ 2,1 billones), tomate y productos elaborados con él (U $ 2 billones), productos elaborados con chocolate (U $ 2 billones), pasta (U $ 1,8 mil millones), café (U $ 1,7 mil millones), tabaco y productos elaborados con él (U $ 1,7 mil millones), aceite de oliva (U $ 1,5 mil millones), bebida destilada (U $ 1,3 mil millones), leguminosas s (U $ 1,2 mil millones), tocino y jamón (U $ 0,93 mil millones), manzana (U $ 0,8 mil millones), uva (U $ 0,7 mil millones), waffer (U $ 0,62 mil millones), arroz ($ 600 millones), salchicha cerdo ($ 0,54 mil millones) , carne de res ($ 0,52 mil millones), kiwi (U $ 0,48 mil millones), pienso (U $ 0,41 mil millones), además de varios tipos de jugo s de frutas , leches cárnicas y animales, aceites vegetales, harinas, azúcar, frutas diversas, entre otros productos.[36]
Frente a ello, las actividades agrícolas han experimentado un considerable retroceso, tanto en ocupación de la población activa (4%), como en su participación en el PIB (2,2 %). La producción agrícola no abastece la demanda alimentaria de la población, y es especialmente escasa en la rama ganadera: ovino (Cerdeña), porcino (Emilia-Romaña). La agricultura se halla más extendida, con cultivos de cereales (trigo, arroz -primera productora europea-, maíz), leguminosas, plantas industriales (remolacha azucarera), hortalizas (pimientos, berenjenas, tomates y cebollas) y flores. Mención especial merece la fruticultura (peras, melocotones y manzanas en Emilia, Véneto y Campania; agrios en Sicilia), el olivo (en Liguria y el mezzogiorno), que genera la segunda producción mundial de aceite (435.300 t), y finalmente, la vid, cuyo cultivo sitúa a Italia a la cabeza de la producción mundial de vinos (68,6 millones de hl), reconocidos internacionalmente por su calidad.
Ganadería
En ganad
de 779 mil toneladas; decimoquinto productor mundial de leche de vaca, con una producción de 12,4 mil millones de litros; el 28.º productor mundial de carne de pollo, con una producción de 1 millón de toneladas; el sexto productor mundial de leche de búfalo, con una producción de 249 millones de litros, entre otros.[37]
Sector secundario
Industria
El Banco Mundial enumera los principales países productores cada año, según el valor total de la producción. Según la lista de 2019, Italia tenía la séptima industria más valiosa del mundo (297,9 mil millones de dólares).[38]
En 2019, Italia fue el decimonoveno productor mundial de vehículos en el mundo (0,9 millones) y el undécimo productor de acero (23,2 millones de toneladas).[39][40][41] Italia es también uno de los 5 principales productores mundiales de vino (fue el mayor productor mundial en 2018)[42] y el cuarto productor mundial de aceite de oliva.[43]
El país es famoso por sus marcas de lujo y gana miles de millones de dólares anualmente como el mayor agregador pppppe valor del mundo. Marcas como Lamborghini, Ferrari, Maserati, Dolce & Gabbana, Gucci, Fendi, Valentino , Giorgio Armani, Gianfranco Ferré, Gianni Versace, Missoni dan márgenes de beneficio estratosféricos a las negociaciones italianas. El país importa materias primas como el cuero de los países más pobres y utiliza el material para fabricar ropa de lujo, zapato de lujo o asiento de cuero de automóviles de lujo, multiplicando el valor del producto cientos de veces.
Durante la fase inicial de la industrialización del país, concentrada especialmente en el norte la principal industria fue la industrial textil. Durante el siglo XX llegaron a ser importantes otras industrias como la industria de la automotriz. La actividad industrial ha sido el motor del desarrollo italiano, especialmente desde en la segunda mitad del siglo XX, y el actual eje de su economía.
La extracción de recursos naturales en Italia es limitada, debido a la ausencia de grandes cantidades de reservas naturales en el país. Italia depende de las importaciones de otros países para fabricar sus productos industrializados. Algunas reservas minerales expresivas - hierro, aluminio, carbón, granito y fosfato - se encuentran en el sur del país.
En general, la producción de minerales es baja y sin grandes destaques, y no se encuentra entre los mayores productores mundiales de casi ningún mineral. En 2019, se dijo que el país era el 19 mayor productor mundial de azufre,[45] además de ser el decimoquinto productor mundial de sal.[46]
Energía
En energías no renovables, en 2020, el país fue el 40.º productor mundial de petróleo, extrayendo 100.500 barriles / día.[47] En 2019, el país consumió 1,26 millones de barriles / día (el 17 ° consumidor más grande del mundo).[48][49] El país fue el octavo mayor importador de petróleo del mundo en 2013 (1,34 millones de barriles / día).[50] En 2016, Italia fue el 48.º productor mundial de gas natural, 5700 millones de m³ por año. El país fue el tercer mayor importador de gas del mundo en 2011: 70 200 millones de m³ por año, principalmente de Rusia.[51]
En energías renovables, en 2020, Italia fue el décimo productor de energía eólica del mundo, con 10,8 GW de potencia instalada, y el sexto productor de energía solar del mundo, con 21, 6 GW de potencia instalada.[52] En 2019, el país fue el undécimo más grande del mundo en potencia instalada de energía hidroeléctrica: 22,6 GW.[53]
Sector terciario
Las actividades terciarias han experimentado el auge que caracteriza a las economías desarrolladas: aportan el 74,4 % de la población activa y ocupan al 68,8 % del PIB. El crecimiento económico del país ha llevado consigo el desarrollo del sector financiero, del comercio, los transportes y diversas compañías de servicios, así como de un numeroso funcionariado, que se ha convertido en una de las más pesadas cargas que arrastra el país. Italia cuenta con una densa red de transportes terrestres, complementada por grandes instalaciones portuarias (Génova, Trieste, Livorno, Cagliari, Gioia Tauro) e importantes aeropuertos (Roma-Fiumicino, Milán-Linate). El sector turístico cuenta con el atractivo de sus riquezas naturales (costa del Adriático, la Riviera, los Alpes y sus lagos), pero también históricas y artísticas (Florencia, Pompeya, Roma, Venecia), sin olvidar la atracción que ejerce la Ciudad del Vaticano sobre todo el mundo católico.
Turismo
En 2018, Italia fue el quinto país más visitado del mundo, con 62,1 millones de turistas internacionales, solo superado por España, Francia, Estados Unidos y China. Los ingresos por turismo este año fueron de $ 49,2 mil millones. La mayor fuente de ingresos terciarios es el turismo: el país es un polo turístico conocido internacionalmente, y sus numerosos atractivos y puntos de interés atraen anualmente a millones de turistas de las más variadas partes del mundo. El turismo es la principal fuente de ingresos de varias ciudades italianas como Roma, Nápoles y Venecia. Si contamos todos los restaurantes, hoteles y tiendas y redes comerciales, todos dependientes del turismo, en diferentes niveles de importancia, el comercio representa el 17% del PIB italiano y emplea a más de cuatro millones de personas.[54]
Su moneda anterior era la lira italiana; desde el 1 de enero de 2002 es el euro.
Evolución histórica de la Economía Italiana (producto interno bruto)
Economía italiana de la década de 1960
A comienzos de la década de 1960, Italia poseía un producto interno bruto (nominal) de USD 40.385 millones. Para el año 1969, el PIB del país llegó a los USD 97.085 millones. La economía italiana tuvo un crecimiento del 140,3 % durante esta década con respecto al PIB del año 1960.
A comienzos de la Años 70, Italia poseía un producto interno bruto (nominal) de USD 113.021 millones. Para el año 1979, el PIB del país llegó a los USD 392.379 millones. La economía italiana tuvo un crecimiento del 247,1% durante esta década con respecto al PIB del año 1970.
A comienzos de la Años 80, Italia poseía un producto interno bruto (nominal) de USD 483.592 millones. Para el año 1989, el PIB del país llegó a los USD 939.875 millones. La economía italiana tuvo un crecimiento del 94,3% durante esta década con respecto al PIB del año 1980.
A comienzos de la Años 90, Italia alcanzó los 1 billón de dólares. La economía italiana poseía un producto interno bruto (nominal) de USD 1.173.063 (1 billón 173.063 millones de dólares) en 1990. Para el año 1999, el PIB del país llegó a los USD 1.250.203 millones. La economía italiana tuvo un crecimiento del 6,5% durante esta década con respecto al PIB del año 1990.
A comienzos de la Años 2000, Italia poseía un producto interno bruto (nominal) de USD 1.145.109 (1 billón 145.109 millones de dólares). Para el año 2009, el PIB del país llegó a los USD 2.190.700 millones (2 billónes 190.700 millones de dólares) La economía italiana tuvo un crecimiento del 91.3% durante esta década con respecto al PIB del año 2000. El producto interno bruto (PIB) real per cápita, aumentó en el período 1969-1998, en el cual el país tenía su moneda nacional, la lira, en un 104%, mientras que en el período 1999-2016, donde el país ya había adoptado el euro, cayeron en un 0,75%. Al mismo tiempo, desde 1999, ha comenzado el empinado descenso de Italia en términos de desarrollo. Fiat ha dejado de dominar el mercado automotor europeo y el país ha perdido su posición de liderazgo como productor de electrodomésticos blancos. Muchas fábricas han sido cerradas y varias empresas grandes se han trasladado a otros países.[58]
Población ocupada
30,3 millones aproximadamente en 2016.
Población ocupada por sectores
Agricultura: 1,99%
Industria: 20,06%
Servicios: 77,95%
Comercio exterior
Importaciones
Se presentan a continuación las mercancías de mayor peso en las importaciones de Italia para el período 2010-hasta julio de 2015.[61] Las cifras están expresadas en dólares estadounidenses valor FOB.
Se presentan a continuación los principales socios comerciales de Italia para el periodo 2010-hasta julio de 2015.[61] La mayoría de sus importadores están en Europa salvo Estados Unidos, China, Rusia y Turquía. Las cifras expresadas son en dólares estadounidenses.
↑Di Nolfo, Ennio (1992). Power in Europe? Britain, France, Germany, and Italy, and the Origins of the EEC, 1952–57. Berlin: Walter de Gruyter. p. 198. ISBN3-11-012158-1.