La escuela surgió durante el Shogunato Tokugawa, en el que Japón se cerró a todo contacto exterior. La capital se estableció en Edo, futura Tōkyō. Los cristianos fueron perseguidos y los comerciantes europeos expulsados. Pese al sistema de vasallaje, proliferó el comercio y la artesanía, apareciendo una clase burguesa que fue creciendo en poder e influencia, y que se dedicó al fomento de las artes, especialmente grabados, cerámica, lacas y productos textiles.
Se desarrolló notablemente la pintura, que adquirió gran vitalidad. Se trabajaba en diferentes formatos, desde paneles murales y biombos hasta pergaminos, abanicos y pequeños álbumes. Cobró un gran auge el grabado en madera (xilografía), surgiendo una importante industria en núcleos urbanos especializada en textos ilustrados y estampas. Inicialmente eran grabados en tinta negra sobre papel coloreado a mano, pero a mediados del siglo XVIII surgió la impresión a color (nishiki-e).[1]
El fundador de la escuela fue Utagawa Toyoharu (1735-1814), que se formó en la escuela Kanō antes de crear la suya propia. Sus primeros grabados seguían el estilo de Suzuki Harunobu, pero con un aire más tierno y grácil. Toyoharu introdujo el paisajismo dentro del género ukiyo-e, aplicando la perspectiva occidental (llamada uki-e en japonés) al paisaje japonés. Desde 1799 se dedicó en exclusiva a diseñar carteles para el teatro. Discípulos suyos fueron Toyohiro y Toyokuni.
Utagawa Toyokuni (1769-1825) se inició en el bijin-ga, pasando posteriormente al género yakusha-e, del que fue uno de sus principales exponentes. Fue autor de la serie Yakusha butai no sugatae (1794-1796), que tuvo un gran éxito, llegando a considerarse sus retratos los más arquetípicos de actores de su tiempo. Su estilo era fluido y elegante, con un colorido claro y brillante, que influyó poderosamente en la posterior evolución del yakusha-e. Fueron discípulos suyos Kunimasa, Kunisada y Kuniyoshi.[4]
Utagawa Kunimasa (1773-1810) se especializó en el género yakusha-e, donde aglutinó las enseñanzas de su maestro, principalmente en el decorativismo, con la intensidad emotiva de Tōshūsai Sharaku. Utagawa Kunisada o Toyokuni III (1786-1864) también se especializó en yakusha-e, aunque también realizó bijin-ga, con un crudo realismo y un estilo enérgico, aunque de un colorido un tanto monótono. Utagawa Kuniyoshi (1797-1861) amplió más su repertorio, representando desde yakusha-e, bijin-ga y musha-e («cuadros de guerreros»), pasando por escenas históricas y mitológicas, hasta paisajes, animales y escenas de género, con un estilo dinámico y dramático, a veces un tanto caricaturesco.
Utagawa Toyohiro (1773-1828) estudió primero en la escuela Kanō antes de convertirse en alumno de Toyoharu. Trabajó principalmente como ilustrador de libros, especializándose en el género bijin-ga. Discípulos suyos fueron Toyokiyo, Toyokuma, Hironobu y, especialmente, el gran maestro Hiroshige, uno de los principales representantes no sólo de su escuela, sino de todo el ukiyo-e.[5]
Utagawa Hiroshige (1797-1858) se inició en los géneros yakusha-e y bijin-ga, aunque posteriormente se especializó en el paisajismo, generalmente en formato de grabado. Su estilo se caracterizó por un gran realismo y el reflejo de la vida cotidiana y las gentes populares, así como una gran sensibilidad en el tratamiento atmosférico de sus obras y la plasmación en imágenes de estados de ánimo. Trabajó preferentemente en series de grabados, como Cincuenta y tres etapas de la ruta de Tōkaidō (1833), Famosas vistas de Kyōto (1834), Sesenta y nueve estaciones del Kisokaidō (1839) y Cien famosas vistas de Edo (1856-1858).[6]
Las estampas de Hiroshige tuvieron una gran acogida en Occidente –donde surgió la moda del japonismo–, llegando a influir en la obra de varios artistas: queda evidenciado en algunas obras de los años 1870 de James Abbott McNeill Whistler, como Thames set y Pinturas nocturnas. También impresionó en gran medida al pintor holandésVincent van Gogh, que realizó copias de varias obras de Hiroshige, como Japonaiserie: Puente bajo la lluvia (1887) –copia de El puente Ohashi y Atake bajo una lluvia repentina– y Japonaiserie: Ciruelo en flor (1887) –copia de Jardín de ciruelos en Kameido–.
Transmisión de nombres
En la escuela Utagawa, como en muchas otras escuelas japonesas, era usual la transmisión de nombres artísticos (gō) de maestros a alumnos, generalmente en orden jerárquico: cuando un maestro moría, su alumno más veterano adoptaba su nombre, y si este tenía a su vez un alumno, hacía lo propio. También era frecuente que el prefijo del gō de un alumno fuese el sufijo del nombre del maestro: así Toyohiro tuvo como discípulo a Hironobu y Hiroshige, y Toyokuni a Kunisada, Kunimasa y Kuniyoshi, que a su vez tuvo como discípulo a Yoshitoshi, y este a Toshikata.
Durante su carrera, un artista de la escuela podía llegar a tener hasta cuatro o cinco nombres, según iba subiendo en el escalafón. Tenemos por ejemplo el siguiente esquema:
Toyokuni (I)
Toyoshige -> Toyokuni (II)
Kunisada (I) -> Toyokuni (III)
Kochoro -> Kunimasa (III) -> Kunisada (II) -> Toyokuni (IV)