«Smog» redirige aquí. Para la banda estadounidense de rock, véase Smog (banda).
El esmog[1][2] (adaptación fonética del acrónimo smog, que deriva de las palabras inglesas smoke —'humo'— y fog —'niebla'—), también conocido por el calco «neblumo» o «niebla contaminante», es una forma de contaminación originada a partir de la combinación del aire con contaminantes durante un largo período de altas presiones (anticiclón), que provoca el estancamiento del aire y, por lo tanto, la permanencia de ellos en la troposfera y a veces, en la estratosfera, debido a su mayor densidad. Existen dos tipos de esmog: esmog gris o industrial y esmog fotoquímico.[3]
El esmog tiene algunas consecuencias graves que no se debe tomar a la ligera: puede causar problemas respiratorios, especialmente en personas que tienen asma; puede dañar las membranas pulmonares, lo que causa dolor, malestar, tos e irritación de garganta; también produce sequedad en los ojos.[4] El esmog puede causar cáncer de pulmón en la misma medida o incluso mayor de lo que lo puede hacer fumar.[5] El esmog también afecta a árboles y cultivos.[6]
El esmog fotoquímico se detectó por primera vez en Los Ángeles desde 1943[7] cuando la combinación de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles procedentes del escape de los vehículos reaccionaban, catalizados por la radiación solar, para formar ozono y nitrato de peroxiacilo. Al mismo tiempo se oscurecía la atmósfera, tiñendo sus capas bajas de un color pardo rojizo y cargándola de componentes dañinos para todos los seres vivos y diversos materiales.
Puede provocar enfermedades respiratorias como rinitis, bronquitis, asma, neumonía, etc.
El esmog fotoquímico reduce la visibilidad, irritando los ojos y el aparato respiratorio. En zonas muy pobladas, el índice de mortalidad suele aumentar durante estos periodos, sobre todo cuando la inversión térmica crea sobre la ciudad una cubierta (la llamada boina) que impide su disipación. Este se produce con más frecuencia en ciudades con costa o cercanas a ella, o en ciudades situadas en valles amplios, con zonas arbóreas abundantes. Su mayor incidencia se produce en las horas centrales del día, cuando la radiación solar es mayor, acelerando la producción de los contaminantes secundarios. Se ve favorecido por situaciones anticiclónicas, fuerte insolación y vientos débiles que dificultan la dispersión de los contaminantes.
Algunos gobiernos han tenido que imponer medidas más drásticas de restricción vehicular debido a que los niveles de esmog han alcanzado niveles de alerta. Por ejemplo:
En México, algunos estados tienen el sistema Hoy no circula que consiste en que los coches con ciertos hologramas no pueden circular ciertos días (con excepción de domingos y días festivos). Además, en la Ciudad de México cuando se alcanza cierto nivel de contaminación, se declara una contingencia, en donde se prohíben las actividades al aire libre, además de las ya mencionadas.
En São Paulo se introdujo en 1997 el racionamiento de espacio vial (conocido en portugués como rodízio veicular), siendo esta una de las experiencias pioneras en el mundo y la reducción de la contaminación del aire fue objetivo inicial. La restricción aplica a los automóviles privados y se hace con base en el último dígito del número de matrícula y se restringen dos números por día, de lunes a viernes, en las horas pico de la mañana (7:00-10:00) y de tarde (17:00-20:00). En 2008 el control de acceso y las multas pasó a realizarse mediante un sistema automático de detección de infracciones de tránsito, que funcionaba en conjunto con control manual de inspectores de tránsito destacados a esa labor. Debido al agravamiento de la congestión vial que sufre São Paulo,[8][9] originada en el incremento acelerado de la flota vehicular que tuvo lugar a partir de 2003, como consecuencia de la bonanza económica que atraviesa Brasil, el gobierno municipal decidió ampliar las restricciones de circulación para los vehículos pesados y de reparto comercial, a partir del 30 de junio de 2008.[10][11]
En la ciudad de Santiago de Chile se implementó en 1986 un sistema denominado Restricción Vehicular que impide con multas que coches con un final de matrícula específico puedan circular en determinados días de la semana.
En España, la ciudad de Madrid cuenta con Madrid Central, que restringe el tráfico al centro de la ciudad a los coches más contaminantes. Por su parte, los híbridos, eléctricos e híbridos enchufables pueden acceder, en función de su distintivo medioambiental, con alguna o ninguna restricción. Existe un protocolo anticontaminación específico para los días con más acumulación de gases contaminantes.