Frontera entre Brasil y Colombia
La frontera entre la República Federativa de Brasil y la República de Colombia es un límite internacional continuo de 1644,2 kilómetros el cual está completamente demarcado y amojonado. En toda su extensión, la línea limítrofe trascurre por 808,9 kilómetros de ríos y canales, 612,1 kilómetros por líneas más convencionales y 223,2 kilómetros por divisorias de aguas. La frontera fue trazada por el Tratado Vásquez Cobo-Martins de 1907 y por el Tratado García Ortiz-Mangabeira de 1928. Actualmente el trabajo de demarcación es responsabilidad de la Comisión Mixta de Inspección de los Hitos de la Frontera Colombo-Brasileña, establecida en 1976. Hasta el momento dicho comité ya ha desplegado 128 hitos.[1] HistoriaEl primer trazado de límites entre territorios que actualmente son colombianos y brasileños se da por medio del Tratado de Madrid de 1750, en el cual los imperios español y portugués definieron los alcances administrativos y territoriales de sus respectivas colonias en América del Sur. Por medio de este tratado los límites entre el Virreinato del Brasil y el Virreinato de la Nueva Granada quedaban establecidos por medio de los artículos VIII y IX en los cuales se expresaba lo siguiente:[2]
Estos límites fueron ligeramente modificados por medio del Tratado de San Ildefonso de 1777 y estuvieron vigentes prácticamente hasta la independencia de Colombia. Se nombraron entonces cuatro comisiones mixtas con el fin de demarcar estos linderos, cada una de ellas encargada de una zona diferenciada de los límites comunes. Para la definición de las fronteras del territorio del Virreinato de la Nueva Granada fue designado el ingeniero y gobernador español de la provincia de Maynas Francisco Requena, quién se dirigió hacia la cuenca del Amazonas hacia 1780; en tanto la comisión de la sección norte del Virreinato del Brasil estuvo a cargo de João Pereira Caldas, posteriormente sustituido por el coronel Manoel da Gama Lobo d'Almada.[3] Aunque Caldas y Almada eran los responsables de la delegación portuguesa, el ingeniero militar Teodósio Constantino Chermont, primer comisario, y el ingeniero Henrique João Wilckens, segundo comisario, tomaron las principales decisiones.[4] Por lo manifestado en el Tratado de 1777, Requena insistió en entrar en el río Apaporis y seguir la demarcación hacia el norte, pero Chermont se opuso, insistiendo en encontrar el río de los Engaños, siguiendo la estrategia lusitana de adentrarse cada vez más en los dominios españoles. Chermont en tanto quería explorar primero el río de los Engaños y luego el Apaporis, y como Requena dependía de él y de sus astrónomos, ingenieros e instrumentos, firmaron un acuerdo el 26 de marzo de 1782 para reconocer conjuntamente primero el río de los Engaños y luego el Apaporis.[4] Esta actitud motivó la destitución de Chermont del cargo de primer comisario y su sustitución por Wilckens al frente de la delegación portuguesa, por haberse sometido a los intereses españoles.[4] Una vez finalizadas las obras de exploración, Portugal tomó el camino seguido por la comisión, que inspiró la llamada "Línea Imaginaria de Chermont", como base de sus reivindicaciones territoriales.[5] Sin embargo, prefirieron defender fronteras naturales, cuyos contornos conocían con más detalle, ya que los españoles ni siquiera tenían astrónomos en las expediciones destinadas para demarcar el norte: los estudios eran realizados por los lusitanos. En lugar de la mencionada línea, eligieron la serranía de Araracuara como mejor hito fronterizo.[6] La intención luso-brasileña era la siguiente: partía de la desembocadura del Apaporis, seguía el Caquetá (Japurá) hasta el río de los Engaños, y debía continuar por este y aquel de sus afluentes que venía más al norte, hasta su cabecera, luego inclinado hacia el este para buscar las fuentes del Memachi, de modo que le pertenecían las aguas que van al Apaporis, Vaupés e Isana al Brasil y los que van al Memachi, Naquieni y otros afluentes del Guainía a la Nueva Granada (actual Colombia) hasta donde se extiende el territorio de los dos Estados.[7] La reivindicación hispano-neogranadina, a su vez, fue ésta: el gobierno neogranadino se consideró con derecho a trazar sus fronteras por el Napo hasta el Amazonas, por este río hasta el brazo más occidental del Caquetá; por este brazo y por el mismo Caquetá hasta el lago Cumapi, o Marachi; de allí en línea recta hasta Cababuri, por la margen izquierda de este río hasta Cerro Cupi, de allí en línea recta hasta la Piedra del Cocuy y luego por la margen izquierda del río Negro hasta el cruce con el brazo Casiquiare. Esta ruta sólo era de interés para Brasil en el tramo comprendido entre Tabatinga y el monte Cupi. La parte restante era de interés para Perú y Colombia. Tras veinte años de recorrido por dicha región, cuatro viajes al río Caquetá y largas discusiones entre las comisiones respecto a que porciones de terrenos pertenecían a una u otra corona, las comisiones fueron disueltas en 1801 y se volvió entonces al statu quo de 1750.[8] Tras la independencia de Colombia (1810-1820), los gobiernos del Brasil (también independiente) y de Colombia intentaron definir de forma más concreta y de mejor manera las fronteras de ambos países, basados en los nuevos descubrimientos cartográficos de la región de la Amazonía. El primer intento serio se dio en 1826 entre los gobiernos de la Gran Colombia y el Imperio del Brasil,[9] sin embargo este se vio frustrado por la guerra grancolombo-peruana y la posterior de disolución de la Gran Colombia. Luego de dicha ruptura y la creación de la República de la Nueva Granada (formada por la unión de las actuales Colombia y Panamá), durante gran parte del siglo XIX este país en cada una de sus constituciones[10] definía sus límites como los mismos que en el año de 1810 dividían el territorio del Virreinato de la Nueva Granada del de las capitanías generales de Venezuela y Guatemala, y del de las posesiones portuguesas del Brasil. A través de la aplicación de este principio, Colombia determinaba su frontera con Brasil de la siguiente manera:[11]
Después de varios intentos más de determinar la frontera entre Brasil y Colombia en 1853, 1868/1870 y 1880/1882, finalmente se estableció en 1907 un tratado de límites con sus cláusulas adoptadas sobre la base de lo que el canciller brasileño Barón de Río Branco definió como "la ocupación administrativa con base en lo que realmente Brasil y Colombia tienen, para ejercer su soberanía de forma eficaz, continuada y completa", es decir, la aplicación del principio de derecho romano Uti possidetis, ita possideatis (quien posee de hecho, debe poseer de derecho). Este tratado, conocido como Tratado de Bogotá o Tratado Vásquez Cobo-Martins, fue firmado el 21 de abril de 1907 en la ciudad de Bogotá entre Alfredo Vásquez Cobo y Enéas Martins, ministros de relaciones exteriores de Colombia y Brasil, respectivamente.[12][13] La recta Apaporis-TabatingaPoco después de la independencia del Perú, el gobierno de ese país y Brasil acordaron en establecer las ciudades de Leticia (por entonces perteneciente al Perú) y Tabatinga (Brasil), como los límites entre los dos países, siguiendo el criterio del uti possidetis iure. En el año 1851, se firmó un tratado entre Perú y Brasil a través del cual los países adoptaban como fronteras:[8]
Este acuerdo peruano-brasileño, sin embargo, no fue reconocido por los gobiernos del Ecuador y de Colombia, que no sólo reclamaban la mayor parte de los actuales departamentos de Loreto (Perú) y Amazonas (Colombia), sino también la propiedad de la tierra entre los ríos Amazonas y Caquetá ubicada ahora en territorio brasileño. En 1853 viajó hasta Bogotá el diplomático brasileño Miguel María Lisboa, quién actuando como representante del Brasil en asuntos limítrofes, inició las negociaciones que terminaron con la firma del Tratado Lleras-Lisboa, suscrito entre dicho representante y el de Colombia, Lorenzo María Lleras; el acuerdo comprendía, además de la recta Apaporis-Tabatinga que se había negociado entre Perú y Brasil en 1851, los territorios que van al norte de la confluencia del río Apaporis con el Caquetá, siguiendo las aguas del primero hasta encontrar el afluente denominado Taraira, por este aguas arriba hasta su origen. De este punto una línea que cubría la vertiente del río Vaupés, descendiendo por la divisoria de aguas del Vaupés y del Isana, de las del Memachi-Naquieni y otras que desembocan en el río Guainía.[7] Este acuerdo fue rechazado por el Senado de la Nueva Granada en 1855.[8] En 1904, a través de la firma con Brasil del Tratado Tobar-Río Branco, Ecuador renunció al triángulo comprendido entre los ríos antes mencionados y la línea geodésica, aceptándola a su vez como el límite con Brasil.[8] Dado que los tres países estaban entonces involucrada en una larga disputa internacional por las tierras al sur del río Caquetá, el gobierno brasileño decidió capitalizar con carácter provisional la recta geodésica Apaporis-Tabatinga, creada varias décadas antes como la frontera provisional entre Brasil y las naciones andinas de esta parte de la Amazonia. Una vez reconocido Colombia (en 1922) como el único país limítrofe con Brasil en la región comprendida entre el Amazonas y el Apaporis (el llamado Trapecio amazónico), fue ratificada esta gran línea como el trecho meridional de la frontera entre Colombia y Brasil por medio del Tratado Complementario de Límites y Navegación Fluvial o Tratado García Ortiz-Mangabeira firmado el 15 de noviembre de 1928.[14][15] Trazado de la fronteraSegún estos tratados, los límites entre Colombia y Brasil son los siguientes:[13][15][16]
Poblaciones fronterizasRíos fronterizosLos principales ríos que cruzan o forman parte de la frontera son:[17]
Véase también
Referencias
Enlaces externos
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