Granja de San Andrés (San Martín de Valvení)El lugar conocido como Granja de San Andrés se encuentra en el «valle benigno» a 3,5 km del municipio de San Martín de Valvení, provincia de Valladolid, Castilla y León, España. Su vida comenzó como monasterio benedictino llamado San Andrés de Valbení pero al trasladarse los monjes al nuevo monasterio de Palazuelos el lugar quedó como priorato con un prior al frente de una granja perteneciente a dicho monasterio. La historia de la Granja de San Andrés está directamente ligada a la historia de Palazuelos. En el siglo XXI se conserva el lugar como granja agrícola aunque no se han conservado en buen estado los edificios antiguos ni se ha hecho uso de ellos por lo que sus vestigios van deteriorándose de año en año.[1] HistoriaEsta sección es un extracto de Monasterio de Santa María de Palazuelos § San Andrés de Valbení.[editar] Los orígenes del monasterio se encuentran en el primitivo cenobio benedictino conocido con el nombre de San Andrés de Valbení (escrito con ‘be’), documentado desde 1063. Estaba situado en la margen izquierda del río Pisuerga, en el «valle benigno» a 3,5 km del municipio de San Martín de Valvení. No era villa ni poblado, era un lugar conocido precisamente con ese nombre, «San Andrés de Valbení» y al desaparecer años más tarde el monasterio, su recuerdo perduró como San Andrés o granja de San Andrés. En el siglo XXI este mismo lugar es una granja agrícola y en su terreno aún puede verse algún vestigio de aquel monasterio.[1] La primera documentación data de 1063 pero se cree que su fundación fue más antigua aunque no se puede por el momento precisar la fecha. Los documentos que dan fe de la fecha de 1063 en adelante se refieren a donaciones, casi todas procedentes de caballeros y nobles y también a alguna adquisición por parte de los monjes. Se cita en estos documentos al abad Bellico o Bellido (en 1063), al abad Juan I (en 1095 y 1100) y al abad Osmundo (en 1127)—.[2] El principal responsable de los cambios y mejoras del monasterio durante los primeros años fue el rey Alfonso VIII —rey entre 1158 y 1214—; en 1165 lo puso en manos del caballero leonés Diego Martínez,[3] como «monasterio de Sanctus Andreas de Vallvení, libre e inmune», para que se restaurase un viejo monasterio.[4] Diego Martínez a su vez puso el monasterio al cuidado de la abadía de Valbuena, como filiación, para que iniciase el proceso de reforma cisterciense; en enero de 1166 el rey ratificó este hecho.[5] En 1175 terminó el proceso de afiliación y por tanto, el sometimiento al monasterio de Valbuena. Ese mismo año Alfonso VIII lo declaró como monasterio cisterciense independiente, ratificando todas sus posesiones, las antiguas y las que posiblemente añadiría para reforzar los territorios siguiendo una política fronteriza entre los dos reinos de Castilla y León.En el siglo XXI este mismo lugar es una granja agrícola y en su terreno aún puede verse algún vestigio de aquel monasterio como la casa solariega con los dos escudos, el abacial y el de Castilla y León y la inscripción en piedra que muestra el año 1696. Esta casa perteneció a los monjes cistercienses de Palazuelos y fue la sede del priorato. También se conservan las ruinas de la iglesia que en algún momento llegó a ser parroquia. El resto de lo que fue el caserío de los colonos está completamente en ruinas salvo alguna casa que conserva los muros e incluso parte del tejado.[1]
Traslado a PalazuelosEl monasterio de Palazuelos se fundó en tiempos del abad Domingo III (1208) pero las obras no terminaron hasta 1226 en que se consagró el altar mayor pues había ya monjes en esta nueva casa. Los comienzos del traslado desde Valbení tuvieron lugar en 1216 por lo tanto las donaciones que se hacen en estos años van siempre dirigidas a San Andrés.[6] Finalmente se concluyó el traslado bajo el gobierno del abad Egidio en 1254 y es entonces cuando el monasterio de San Andrés quedó como granja o priorato. Donaciones y propiedadesEsta sección es un extracto de Monasterio de Santa María de Palazuelos § Donaciones y propiedades.[editar]
Las donaciones se fueron sucediendo anualmente, provenientes del rey, de la nobleza y de otros propietarios. Otras veces era el propio monasterio el que adquiría bienes o hacía permutas de tierras con el fin de redondear y tenerlas todas juntas.[7] Las tierras estaban dedicadas a la explotación agrícola. Cultivaban cereales, sobre todo trigo, cebada y centeno; viñas y hortalizas. Había también árboles frutales. Los montes y prados se reservaban para el pasto del ganado. En el río cercano tenían derecho de pesca. Había también granjas. Todos estos trabajos de campo recaían sobre los conversos (o conversos familiares) —en este contexto es sinónimo de lego—. Estos conversos vivían en el monasterio pero en zonas separadas de los monjes, con dormitorio y comedor aparte.[8] Incluso tenían su propia puerta para acceder a la iglesia. Otro grupo de ayuda era el de los vasallos que estaban obligados a una serie de prestaciones establecidas. Dentro de las posesiones del monasterio había casas en las villas cercanas. Referencias
Bibliografía
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