Ingeborg Victoria King (nacida Neufeld; Berlín, 26 de noviembre de 1915-Melbourne, 24 de abril de 2016)[1] fue una escultora australiana de origen alemán.
Inge King (nacida Ingeborg Viktoria Neufeld) nació en Berlín el 26 de noviembre de 1915, la más joven de cuatro hermanas de una familia judía adinerada. Su infancia fue la típica de una niña de su clase y tiempo en una ciudad europea. Pero después de la Primera Guerra Mundial, las condiciones en Alemania se volvieron difíciles. La época de la República de Weimar (1918-1933) destacó culturalmente pero socialmente fue muy inestable. Las condiciones de vida empeoraron por la hiperinflación de principios de la década de 1920 y la depresión de 1929. La familia Neufeld también se vio afectada. El padre de Neufeld murió en 1930, ella tenía 14 años y la familia se había empobrecido. Las hermanas mayores la ayudaron a quedarse en la escuela hasta que terminó sus estudios, en 1932. Le hubiera gustado haber ido a la universidad, posiblemente para estudiar medicina, pero no había dinero para eso.
King tenía 17 años cuando Hitler llegó al poder, el 30 de enero de 1933. Dos de sus hermanas mayores, ya casadas, decidieron emigrar: una a Palestina, otra a los EE. UU. DE modo que en 1934, a los 18 años, King estaba sola. Se fue a vivir con otros jóvenes a una pequeña comuna sionista, donde trabajaba a cambio de comida y alojamiento. De esta experiencia contó que le enseñó a ser independiente y, más importante, a sobrevivir sin dinero.
King estaba empezando a pensar en ser artista, aunque esta era realmente una segunda opción. Pero el arte era algo que podía hacer con mínimos recursos, siempre y cuando pudiera mantenerse sola. King se sentía atraída tanto por la escultura medieval como por la escultura expresionista, parte importante del arte vanguardista alemán. Y particularmente por el trabajo del escultor de madera, Ernst Barlach (1870-1938). Para los nazis tal arte era decadente (Entartete Kunst) e intentaron suprimirlo. King visitó a la artista Käthe Kollwitz (1867-1945), cuyo trabajo admiraba. El consejo de Kollwitz a King sobre la carrera de arte fue "No la hagas si puedes evitarlo. Es tan difícil". Pero King siguió con su carrera y declaró que no se había arrepentido, aunque estuvo de acuerdo con Kolwitz en que era difícil.