La cigarra, es un huapango mexicano. Obra del compositor mexicano Raymundo Pérez y Soto.[1] Fue escrita a mediados de la década de los cincuenta del siglo XX.[2]
Letra e interpretaciones
La canción consta de seis estrofas todas en primera persona y habla sobre las hondas penas, no confesadas, de quien canta; expresadas mediante la disyuntiva o dilema por aceptar o no el inseparable vínculo entre el canto de la cigarra y su fin, comparando esta díada: canto-muerte, con la propia: pena-canto y entonces el inminente desenlace: penas-canto-muerte, aceptando empero y al final, esa relación u orden de cosas. Lo anterior queda evidenciado observando la primera y quinta estrofa:
-1a- Ya no me cantes cigarra que acabe tu sonsonete que tu canto aquí en el alma como un puñal se me mete sabiendo que cuando cantas pregonando vas tu muerte
-5a- Bajo la sombra de un árbol Y al compás de mi guitarra Canto alegre este huapango Porque la vida se acaba Y quiero morir cantando Como muere la cigarra
En la cuarta estrofa se nos revela la naturaleza de las penas de quien canta:
-4a- Un palomito al volar que llevaba el pecho herido ya casi para llorar me dijo muy afligido ya me canso de buscar un amor correspondido
En la segunda estrofa, nos da una idea de la intensidad de su pena:
-2a- Marinero marinero dime si es verdad que sabes porque distinguir no puedo si en el fondo de los mares hay otro color más negro que el color de mis pesares
En tercera y sexta estrofa hay dos línea de vocalizaciones en cada una y luego se repiten los últimos dos versos de las estrofa precedentes.
Las versiones o interpretaciones, son en general homogéneas en cuanto a la letra, guardando la versión del compositor Raymundo Pérez y Soto, distinguiéndose más en los arreglos musicales. Entre las diversas interpretaciones podemos mencionar la de María Elena Marqués,[3] Lola Beltrán,[4] María de Lourdes,[5] Linda Ronstadt,[6] Natalia Lafourcade[7] y María Félix.[8][9] De esta última interpretación comentaremos que la grabación de un álbum de música, de donde se desprende esta interpretación, fue un deseo personal de la diva de la época de oro del cine mexicano y fue realizado por Fonovisa Records, en 1998 cuando María Félix contaba con 84 años.[9]