Nació en Buenos Aires el 5 de noviembre de 1792, hijo del comerciante Manuel Rosales y de María del Tránsito Catalán, vecinos de esa ciudad.
Tras abandonar sus estudios en el Real Colegio de San Carlos comenzó a navegar en el tráfico fluvial con embarcaciones de su padre. En 1812 prestó servicio en los lanchones corsarios de la naciente Marina del Estado participando en varios combates.[1]
En 1815 sirvió como sargento artillero en el Bergantín Aranzazú las escuadrillas fluviales de las expediciones de Buenos Aires contra Santa Fe.
En 1816 al mando de la cañoneraMurciana participó de una nueva expedición en el curso de la cual, habiendo varado, fue capturado por fuerzas artiguistas y de Estanislao López. En 1817 tras ser liberado fue sometido en Buenos Aires a un Consejo de Guerra del que salió absuelto, y recibió el mando de la Cañonera Luisa y meses después de la Goleta Invencible. Al finalizar el año se lo designó segundo comandante del Bergantín Belén, bajo el mando del capitán de Marina Bartolomé Cerretti. En 1819 asumió con el grado de teniente el comando del navío hasta solicitar la baja del servicio en octubre de ese año.[3]
En 1820 volvió al servicio al mando de la Goleta Invencible, que estaba para ese entonces en pésimas condiciones. Forzado a fondear en Martín García fue acusado de rehuir el combate, puesto preso y dado de baja, situación que se corrigió en 1821.
El 21 de abril de 1821 al mando del Lanchón N.º 7 participó de la escuadrilla organizada por Matías de Zapiola para enfrentar al gobernador de Entre RíosFrancisco Ramírez. En esa campaña le fue encargado su primer mando independiente como responsable de la "División Lanchones" y regresó con el rango de Capitán. En la Batalla de Colastiné, del 26 de julio, derrotó a Manuel Monteverde en el río Paraná, frente a la ciudad de Santa Fe.
El 28 de febrero de 1822 fue designado capitán del Puerto de la Ensenada.
A fines de 1823 fue abandonado y acusado de infidelidad por su esposa Dolores Arrascaeta, lo que tomó estado público, incluyendo la intervención del Gobernador y el Obispo.[4]
Guerra en Brasil
En 1825 la situación política con el Imperio de Brasil que había nacido a la vida independiente con la Banda Oriental como parte de su territorio, fue deteriorándose con rapidez. Rosales estableció desde su puesto un sistema de vigilancia en la costa bonaerense entre Punta Indio y Quilmes. En agosto debió hacer una salida con una falúa que había artillado con un cañón de a 4 contra dos cañoneras brasileras que perseguían un mercante.
Ante la guerra inminente fue puesto al mando de la recientemente construida Cañonera N.º 6 y participó del Combate de Punta Collares. Después del combate, fue designado capitán del Bergantín General Belgrano, nave lenta y de pesada maniobra. El 25 de febrero participó del asalto a Colonia del Sacramento pero el buque varó y recibió fuego constante desde tierra y mar hasta que el 28 se partió en dos.
Brown recibió de refuerzo seis cañoneras que dividió en dos grupos al mando uno de Leonardo Rosales (Cañonera N.º 1 a su mando directo y N.º 4 y 6 bajo los de Carlos Robinson y Jaime Kearnie) y el otro de Tomás Espora.
Ambos participaron de un golpe de mano en la ciudad, pero detenidos en el muelle fueron desalojados tras un sangriento combate en el que se perdieron las cañoneras 4,6 y 7, la mayor parte de sus tripulaciones fue muerta o herida. No obstante consiguieron llegar hasta el Bergantín Real Pedro, buque insignia de la fuerza brasileña, e incendiarlo. Rosales mismo fue herido en la operación.
Después de Colonia, recibió el mando de la recién adquirida Goleta Río de la Plata,[5] con la que efectuó algunos bombardeos sobre Colonia, participó del frustrado intento de captura de la Fragata Emperatriz en la bahía de Montevideo y efectuó numerosas operaciones de convoy.
El 11 de junio de 1826 tomó parte en la fase final del Combate de Los Pozos. Continuó a cargo de las operaciones de convoy, misión de la que constantemente pidió ser trasladado a mandos de combate.
Quilmes
El 30 de julio de 1826 participó del Combate de Quilmes. En la noche aprovechando el viento favorable Guillermo Brown se deslizó con la 25 de Mayo al mando de Espora entre la flota enemiga y le descargó dos andanadas desmantelando una corbeta. El resto de los buques de la Escuadra no se había unido al ataque, salvo la goleta Río al mando de Rosales que siguió a la capitana haciendo fuego con su único cañón.
Durante tres horas las dos naves afrontaron y respondieron el fuego de 22 naves enemigas.[6] A medianoche Brown se retiró a sus líneas pero sin fondear y apenas amaneció se lanzó al ataque con todas sus fuerzas pero ambas escuadras desorganizaron sus líneas.
En el combate Brown dijo a Espora alabando la conducta de Rosales "¡Aquel muchacho sabe pelear bien!", y cuando debido a los enormes daños de la 25 de Mayo tuvo que trasladar su insignia a la República respondió al saludo de su capitán con la frase: "Míster Clark, siento tanto verlo con nuestro uniforme como al frente de este buque. Salga usted de mi presencia, porque no reconozco más valientes que Brown, Espora y Rosales!".
La Río había agotado ya sus tiros debiendo usar sus camisas para aprovechar la pólvora suelta.[7] Finalmente regresaron al combate los navíos Congreso, Independencia y Sarandí con lo que la 25 de Mayo remolcada por cañoneras y la Río pudieron retirarse. Las bajas en esta última superaban la mitad de sus efectivos.
Etapa final de la guerra
En agosto de 1826 Rosales era designado Comandante de la Bahía, con asiento a bordo del Bergantín Independencia fondeado en balizas, con la responsabilidad de organizar los convoyes con destino al Ejército Argentino en Operaciones en territorio de Uruguay y Brasil.
El mando fue breve, quedando como segundo de Espora cuando este se recuperó de sus heridas.
Cuando Brown decidió acabar con la Tercera División Imperial Brasilera que operaba en el Río Uruguay Rosales fue designado nuevamente Comandante de la Bahía de Buenos Aires, al mando de las naves restantes de la flota (los bergantines Independencia y República, la barca Congreso y cuatro cañoneras) con el objetivo de cubrir la ciudad ante un posible ataque imperial.
Después de la Batalla de Juncal Rosales fue condecorado con el "Escudo a los Vencedores del Juncal".
En abril del 1827 fue designado Jefe de la División Goletas (cuatro goletas y cuatro cañoneras) y el mando directo de la Goleta 9 de Febrero, de 8 cañones. A su mando participó del Combate de Ensenada (1827) del 5 de junio, una salida contra la División Bloqueo de la Escuadra Brasilera.[8]
El 7 de diciembre Rosales participó de un combate de Punta Lara al mando de cuatro cañoneras enfrentando a la Fragata Emperatriz. El 15 de enero de 1828 combatió nuevamente con sus cañoneras en el banco de Monte Santiago.
Participó luego de la Corte Marcial que enjuició a los responsables del asesinato del comandante de la Goleta Guanaco y condenó a muerte al asesino.
El 21 de febrero Brown con la 9 de febrero de Rosales y la 8 de Febrero de Espora atacó audazmente a la flota brasilera fondeada en Montevideo.
En junio la 9 de Febrero participó de un nuevo encuentro con la División Bloqueo en cercanías de Punta Lara en apoyo del bergantín corsario General Brandsen del capitán De Kay. Sería su última acción de combate en la guerra.
Se le encomendó el mando de la recién adquirida goleta mercante Francis, rebautizada Goleta Convención. Recibida en el Puerto de El Salado en la costa bonaerense, una vez armada se le encomendó viajar a Carmen de Patagones para trasladar los efectivos allí apostados. En esa ciudad recibió la noticia de la aceptación de los términos de la Convención de Río de Janeiro y consecuente fin de la guerra.
División Fluvial de Buenos Aires
Con el fin de la guerra se reanudaron los conflictos civiles. Rosales apoyó tempranamente la asonada del General Juan Lavalle y fue nombrado Coronel y comandante de la División Fluvial de Buenos Aires, con insignia en la goleta Sarandi. A su mando enfrentó por el control de la boca del río Paraná el hostigamiento de las fuerzas costeras del gobernador santafecino Estanislao López.
Posteriormente fue enviado con una fuerza expedicionaria al mando del coronel Isaac Thompson para remontar la costa bonaerense y tras bombardear la Villa del Rosario, tomó por asalto la ciudad de San Pedro.
Cuando se hizo cargo del gobierno Juan Manuel de Rosas, los marinos bonaerenses que habían formado en las filas del Partido Unitario fueron separados. Rosales fue así incluido en la "Lista de Jefes perjudiciales por sus opiniones y conducta", y pasado a la Plana Mayor Inactiva del Ejército, sin cargo efectivo y a medio sueldo.
En la madrugada del 16 de septiembre de 1830 liderando un pequeño grupo tomó por asalto la Sarandí que se encontraba en puerto para la carga de materiales de guerra con destino a las fuerzas federales, aprovechando que su capitán, José María Pinedo, y la mayor parte de la tripulación se encontraba de franco en tierra.
Perseguido por una escuadrilla al mando de su antiguo camarada de la guerra con Brasil, John Halstead Coe, llegó a desembarcar la carga para el ejército de Lavalle, varar la nave y huir en una goleta mercante.
Marchó al exilio en la Banda Oriental afincándose en el puerto de Las Vacas, donde hacía salidas menores con lanchones armados. Murió el 20 de mayo de 1836.
Sus restos fueron repatriados en 1996 y reposan definitivamente en la Iglesia matriz de la ciudad bonaerense de Punta Alta, cabecera del Partido que lleva su nombre.
↑A saber, el 6 de julio de 1813 un exitoso golpe de mano en la Isla Martín García, el 8 de enero de 1814 el apresamiento de los faluchos de guerra de la Armada de España San Luis y San Martín, el 13 de enero de 1814 bajo el comando del entonces capitán mercante Guillermo Brown capturando la goleta N.S. del Carmen y la balandra San Juan.
↑El combate fue tan extraordinariamente duro que obligó por baja sucesiva a cuatro cambios consecutivos en la línea de comando.
↑Su padre, español nativo, había sido puesto en prisión al negarse a pagar una contribución extraordinaria impuesta a los propietarios extranjeros.
↑El Gobernador se dirigió al Obispo, doctor Mariano Medrano, diciéndole: “El gobierno ha recibido del Subdelegado de Marina de la Ensenada la comunicación que en copia le acompaño, y para el remedio de los males que en ella se indican la pasa al obispado para que haciendo comparecer a la esposa del que suscribe, ponga en ejercicio todos los medios de dulzura y suavidad inseparables de su ministerio, para reducir a dicha señora a su deber, y volver al expresado comandante la paz y quietud doméstica que expresa con sentimiento haber perdido”[1]
↑De 70 toneladas, un cañón de a 8 y 45 tripulantes, en su mayor parte nativos del país, lo que era poco habitual en la época.
↑Al respecto, la siguiente nota elevada por Rosales relata el hecho:
"Señor Comandante General de Marina:
El Comandante de la goleta Río tiene el honor de avisar a V.S. como en el ataque del treinta del próximo pasado, habiéndose concluido los cien tiros de pólvora calibre de a ocho, y estando en lo más vivo del fuego al costado de la fragata 25 de Mayo, mandé que de la pólvora suelta se hicieran cartuchos, y no teniendo telas para verificarlo, con la brevedad que las circunstancias lo exigían, los marineros que se expresan cortaron mangas de camisas y pantalones de brin, con tanta brevedad que no se notó la falta de cartuchos, habiendo sobrado catorce al concluirse el fuego.
He tenido a bien manifestarlo a V.S. para que se digne ponerlo en conocimiento de V.E. y se les repongan las prendas que sirvieron al efecto indicado:"
"Francisco Caparrós, dos camisas y un pantalón - Reyes Cozio, una camisa – Luis Baley, una camisa y un par de calzones – Santos Gauna, dos camisas – Juan Arrascaeta, una camisa – Félix Acosta, una camisa.""El que suscribe cree justa la recompensa a tan buen servicio.""Goleta Río a 25 de agosto de 1826. Leonardo Rosales".[2]
↑Brown decía: "En ese combate, la goleta 9 de Febrero del capitán Rosales se distinguió grandemente y por algún tiempo prevaleció considerable inquietud respecto de su suerte. Cuando el Almirante la observó estrechada entre las dos corbetas por no haber podido virar, corrió en su auxilio lo mismo que el Balcarce, haciendo al mismo tiempo la señal a Rosales de moverse y cañonear al enemigo; así que éste pasó a popa de la Carioca y le envió sus disparos causando considerable estrago. Brown para mostrar su aprobación a la conducta de este valiente oficial, ordenó que la Escuadra lo saludase a su vuelta". Con 8 cañones enfrentó por ambas bandas el fuego de 50. Fue la única ocasión en que Brown hizo que toda la Escuadra rindiera honores de ese tipo.[3]
Bibliografía
Carranza, Ángel Justiniano, "Campañas Navales de la República Argentina", Talleres de Guillermo Kraft Ltda., Buenos Aires, 2.º edición, 1962
Arguindeguy, Pablo E. CL, y Rodríguez, Horacio CL; "Buques de la Armada Argentina 1810-1852 sus comandos y operaciones", Buenos Aires, Instituto Nacional Browniano, 1999