En la mitología romana y en la religión de la Antigua Roma, Lucina es la diosa que presidía el nacimiento de los niños y se encargaba de auxiliar a las mujeres durante el parto. Se fusiona completamente con Juno en la misma función y se convierte así en un epíteto de Juno, así como de la diosa Diana, en su calidad de diosas de la luz y de los alumbramientos. En la mitología griega corresponde a Ilitía.
El nombre fue tomado en el sentido de "la que trae a los niños a la luz" (en latín "lux, -cis" "luz"), pero también podría haber sido derivado de "lucus" ("bosque"), bosque sagrado de árboles de loto en el Esquilino asociado con la diosa.
Se la representa como una matrona con una copa en la mano derecha y una lanza en la izquierda; o bien, sentada con un niño recién nacido en el regazo y una flor en la mano derecha.
En las ceremonias de su culto se le dedicaban guirnaldas y coronas de flores.