Configurada con estilo de gran bulevar, con 61 metros de sección, es tan solo nueve metros menor que la primigenia avenida de los Campos Elíseos de París. Ostenta ser, con sus 1,6 kilómetros de longitud, la tercera calle comercial más cara de España en cifras de alquiler.[2] Le precedía la calle Preciados de Madrid,[3] que ocupaba el primer puesto hasta 2010, año en que la cercana avenida de la Puerta del Ángel de Barcelona pasó a ser la calle más cara de España.[4]
Historia
El antiguo camino de Jesús, de tipo rural y con huertos en ambos lados, era la vía principal para ir del municipio de Gracia —que fue independiente de la ciudad condal hasta 1897— hasta Barcelona, por donde se entraba a través del portal del Ángel. El nombre provenía del convento franciscano de Santa María de Jesús (1427), situado entre los actuales paseo de Gracia y calles de Aragón, Consejo de Ciento y Pau Claris; era la única edificación del llano de Barcelona fuera de las murallas de la ciudad, y constaba de convento, claustro, iglesia, cementerio y huerto, hasta que fue destruido en la Guerra de la Independencia.[5]
En 1821 el ayuntamiento de Barcelona presentó el primer proyecto de urbanización, obra de Ramón Plana. Debido a las epidemias que asolaron la ciudad en aquella época, el proyecto tuvo que detenerse. En 1824 regresó el absolutismo a España y el proyecto se reanudó el 28 de agosto con el capitán general de CataluñaFrancisco Bernaldo de Quirós, marqués de Campo Sagrado.[6] El paseo, inaugurado en 1827, tenía 42 metros de ancho y fue el lugar favorito de la aristocracia para exhibir sus habilidades en el arte de montar a caballo y sus coches lujosos durante todo el siglo XIX. Por esta época, el Paseo era uno de los lugares de recreo más conocidos de la ciudad, con cafés, restaurantes, salas de baile, atracciones y teatros.
Este paseo debía ser un eje determinante en el proceso de instauración del proyecto del Ensanche barcelonés ideado por Ildefonso Cerdá. Un proyecto que duró las tres décadas que comprendieron entre los años 60 y años 90 del siglo XIX. Alrededor del paseo se definió un núcleo residencial de baja densidad constituido en gran parte por edificios unifamiliares. En la última década del siglo, poco a poco todo el sector de la ciudad fue adquiriendo un protagonismo comercial atrayendo la burguesía, que hizo que se fueran substituyendo las casas aisladas con jardín por edificios de pisos.
Esta evolución arquitectónica tiene como trasfondo una emergencia de identidad nacional catalana, de modo que la adopción del estilo arquitectónico modernista[7] se basa, según el arquitecto Manuel de Solà-Morales i Rubió, en un «cambio social, crítica radical a las condiciones existentes de la arquitectura y propuesta de un modelo global alternativo».[8].
Jardines del Paseo de Gracia
El antiguo camino de Jesús fue una zona rural hasta la creación del paseo de Gracia en 1821, fecha en que se creó un paseo ajardinado al estilo de los boulevards franceses, plantado con acacias, plátanos, chopos, moreras, adelfas y encinas.[9] Hasta la edificación del paseo a partir del proyecto de Ensanche de Cerdá fue un lugar de recreo y esparcimiento, destinado al ocio y descanso de los ciudadanos. Así, en las décadas centrales del siglo se instalaron en la zona diversos parques y jardines, la mayoría de duración efímera:[10]
Jardines del Criadero: se llamaban así por servir de vivero de plantas municipal, y se encontraban entre la Gran Vía y la calle Diputación, con una superficie de 1,2 ha y un frente en el paseo de 80 m. En su espacio había una fuente llamada del Canario, donde se construyó un café. Surgido en 1840, en 1863 fue sustituido por el Jardín de las Delicias, que a su vez dio paso en 1870 al Teatro Español.[11]
Jardines de Tívoli: creados en 1848, se hallaban en el terreno comprendido entre la rambla de Cataluña, Valencia y Consejo de Ciento, con 1,5 ha y 100 m de frente. Tenían una caseta de refrescos y varios parterres de flores que estaban a la venta, además de un invernáculo y un vivero de plantas aromáticas. En su solar se construyó el teatro Tívoli.[12]
Jardines de los Campos Elíseos: situados entre las calles Aragón, Rosellón y Roger de Lauria, tenían 8 ha y 350 m de paseo, el más grande de todos. Existió entre 1853 y 1875. Concebido como un parque de atracciones, fue el primero en cobrar entrada. El autor del proyecto fue el arquitecto Josep Oriol Mestres. Contaba con un lago con barcas, un laberinto, un teatro, un restaurante, un circo, una atracción de caballitos, otra de tiro con pistola y unas montañas rusas, así como las llamadas Cabañas Suizas, que tenían juguetería, lechería y confitería. En su lugar se levantó el Teatro Lírico Sala Beethoven.[13]
Jardín de la Ninfa: se hallaba entre los de Tívoli y Euterpe, creado en 1854 con 0,75 ha y 75 m. Tenía un café-salón y unos toldos para representaciones musicales y teatrales. Desaparecido en 1862, en su lugar se encuentra el Cine Publi.[14]
Jardines de Euterpe: emplazado entre las calles Valencia y Mallorca, fue inaugurado en 1857 con un espacio de 1,5 ha y 200 m lineales. Tenía una escultura de la musa Euterpe, obra de Jeroni Suñol, así como un café y una sala de conciertos, que fue lugar habitual de representaciones de los coros de José Anselmo Clavé, hasta su desaparición en 1862.[15]
Jardines del Prado Catalán: estaban situados en el tramo comprendido entre la Gran Vía y las calles Caspe y Pau Claris, con una superficie de 0,75 ha. Creados en 1863, perduraron hasta 1877. Tenía cascadas y surtidores, esculturas, un puesto de floricultura, un pabellón de panoramas y cicloramas, café, teatro y circo ecuestre.[16]
Obras arquitectónicas y mobiliario urbano
En la siguiente lista se muestran obras arquitectónicas, así como esculturas y otros elementos del mobiliario urbano ubicados en a lo largo del paseo.
En el paseo de Gracia se reúnen las grandes marcas, siendo la calle de Barcelona que alberga un mayor número de tiendas de lujo, concentrando gran parte de las ventas de dicho sector en España.[18][19] Del mismo modo, resulta un genial escaparate a nivel nacional e internacional de las marcas, debido a la gran afluencia de gente que transita diariamente por dicho paseo.
También se caracteriza por disponer de una importante oferta de hoteles y alojamientos para visitantes nacionales e internacionales. Su ubicación es privilegiada para el funcionamiento del turismo durante todo el año.