Pedro Molina Mazariegos (29 de abril de 1777 - 21 de septiembre de 1854) fue jefe del Estado guatemalteco desde agosto de 1829 a marzo de 1830. Es considerado uno de los iniciadores del pensamiento liberal en Guatemala.[1]
Biografía
De profesión médico, fungió como catedrático de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo en 1802. También practicó el periodismo al fundar el 24 de julio de 1820 el primer rotativo en Centroamérica de iniciativa privada:[2] El Editor Constitucional, después nombrado El Genio de la Libertad. Molina fue parte de la facción conocida como Los Cacos que apoyaban la independencia de las provincias centroamericanas. El día de la firma del acta, siendo él mismo uno de sus más fervientes partidarios, su esposa María Dolores Bedoya de Molina se encargó de agitar los ánimos de la gente en las afueras del Palacio Nacional de Guatemala.[3] Una vez lograda la independencia, abogó por la unión de los pueblos del istmo.[4]
Molina Mazariegos ejerció varios cargos diplomáticos: firmó el primer tratado internacional de la República Federal de Centroamérica en 1825 con la Gran Colombia,[7] asistió al Congreso de Panamá, y ocupó el cargo de ministro de Relaciones Exteriores en 1829. Por otro lado, tomó parte en la expulsión del religioso Ramón Casaus y Torres del territorio centroamericano.[8] Para 1829 fue jefe de Estado de Guatemala y nuevamente ministro de Relaciones bajo la administración del presidente federal Francisco Morazán en 1831.
Para 1833 Mariano Gálvez le nombró presidente de la Academia de Ciencias.[Nota 1] Posteriormente, se desempeñó como diputado de la asamblea guatemalteca, y también la salvadoreña, en 1838 y 1840 respectivamente. Entre varios escritos colaboró en la redacción de Manual de Medicina y El Álbum, por el que sufrió persecución.[9] Asimismo, escribió El loco, publicado de manera póstuma. De acuerdo a una biografía: "una virtud sobresalía en Molina: la bondad del alma".[10]
En 1842, cuando acompañaba a Morazán en su estadía en Costa Rica, Molina sufrió una de sus experiencias más dramáticas. Sucedió que su hijo, el teniente Manuel Ángel Molina, estaba comprometido con Josefa Elizondo a quien conoció en Guanacaste. Antes de la boda, la chica decidió romper el compromiso y escapó con otro sujeto. Molina hijo, exasperado, decidió proclamarse comandante general en Guanacaste y atacó el cuartel local provocando la muerte del comandante del puerto de Puntarenas y también de su rival de amores. Enterado Morazán, junto al embuste que el osado entregaría esa provincia a Nicaragua, ordenó fusilarle, muy a pesar de los ruegos de clemencia de su padre.[11]