La Piazza del Popolo es una de las plazas más célebres de Roma, Italia, situada a los pies del Pincio.
Historia
El origen del nombre de la plaza es incierto: una etimología sostiene que popolo procede del latín populus (álamo), sobre la base de la tradición que afirma que había en la zona un bosque de álamos perteneciente a la cercana tumba de Nerón.[1] Es una noticia histórica, sin embargo, que el papa Pascual II hizo construir cerca de las murallas una capilla a expensas del pueblo (popolo) romano (sobre la cual se construiría posteriormente la actual basílica de Santa María del Popolo): del pueblo era la Virgen, y del pueblo sería la plaza.[2]
Arquitectura
La plaza y la puerta homónima son un magnífico ejemplo de «estratificación» arquitectónica, un fenómeno que se ha producido gracias a las continuas alternancias de pontífices, que ordenaban modificaciones o renovaciones de las obras arquitectónicas y urbanísticas.
Entre 1562 y 1565 Nanni di Baccio Bigio, por encargo del papa Pío IV (Médici), realizó la fachada exterior de la Porta del Popolo. Posteriormente, en 1655, el papa Alejandro VII (Chigi) encargó a Gian Lorenzo Bernini las obras para remodelar la fachada interior y la cornisa superior de la puerta.
La forma de la plaza no asumió su conformación actual hasta finales del siglo xix. Previamente era una modesta plaza de forma trapezoidal, que se ensanchaba hacia el Tridente. En el momento de la ocupación napoleónica, el aspecto arquitectónico y urbanístico de la plaza fue revisado por el arquitecto neoclásicoGiuseppe Valadier, que ya en 1793 había presentado un proyecto que proponía disponer dos cuarteles de caballería a ambos lados de la plaza. Sin embargo, tras la primera invasión de Napoleón (que entró en Roma en 1798 y posteriormente en 1809), los franceses impusieron a Valadier un proyecto de «villa y paseo público», que no pudo ser realizado porque no tenía en cuenta los desniveles del terreno entre el Pincio y la plaza. Tras un segundo proyecto que presentaba el mismo problema, las obras de remodelación se encargaron al arquitecto Berthault, pero tan pronto como los franceses salieron de Roma fue de nuevo Valadier quien realizó el proyecto definitivo. Gracias a su intervención, la plaza asumió su actual forma elíptica en la parte central, completada con una doble exedra, decorada con numerosas fuentes y estatuas, que se extienden hasta la terraza del Pincio y hacia el río Tíber. En 1818 Valadier también retiró la antigua fuente de Giacomo Della Porta,[3] que durante el pontificado de León XII (1822-1829) fue sustituida por una nueva estructura. Valadier continuó su obra de renovación en la zona de las laderas del Pincio, conectando la Piazza del Popolo y la colina con amplias rampas, adornadas con árboles y paseos, que se completaron en 1834. La terraza del Pincio se convirtió así en uno de los paseos más célebres de Roma, frecuentado por el pueblo, la burguesía, la nobleza, el alto clero y por los mismos pontífices.
Las fuentes
En 1823 Valadier sustituyó la antigua fuente de Giacomo Della Porta con una estructura completamente nueva. Retomando quizá una idea que había sido ya del papa Sixto V cuando encargó a Giacomo Della Porta la edificación de la fuente central, colocó en las cuatro esquinas del obelisco otros tantos leones de mármol[4] de estilo egipcio (en armonía con los orígenes del propio obelisco), de cuyas fauces salen chorros de agua que precipitan en un estanque, dispuesto sobre una breve escalinata sobre la cual descansa todo el monumento.
Poco después realizó también otras dos fuentes casi gemelas, colocándolas en el centro de las paredes curvas que delimitan la elipse de la plaza. La estructura de las dos fuentes es igual: un amplio estanque al nivel de la calle forma la base de un muro de la misma longitud que el diámetro del estanque, en el cual el agua se desborda de una cuenca semicircular con forma de concha apoyada en el propio muro, que a su vez se llena por el agua que sale del muro y llena otra cuenca pequeña. En la cima del muro de cada fuente, en cada extremo, hay una pareja de delfines con las colas retorcidas, mientras que el grupo de estatuas en el centro constituye la única diferencia entre las dos obras. En la fuente occidental, la del lado del Tíber, hay sobre un grupo de rocas una estatua de Neptuno flanqueada por dos tritones con otros tantos delfines. En la oriental, la del lado del Pincio, el grupo de rocas sostiene la estatua de la diosa Roma, flanqueada por las estatuas sentadas del Tíber y del Aniene, entre las cuales, a los pies de la diosa Roma, la loba capitolina amamanta a los gemelos Rómulo y Remo.
También la rampa de conexión entre la plaza y el Pincio estaba decorada por una fuente majestuosa más por sus dimensiones que por su valor artístico. En la parte intermedia de la subida, prácticamente detrás de la «diosa Roma», Valadier realizó una estructura compuesta por dos elementos diferentes, uno sobre el otro. En la mitad superior hay tres grandes hornacinas, delimitadas por columnas sobre altas pilastras que parecen sostener la balconata de la conocida terraza que, desde el Pincio, mira hacia la plaza. En el interior de las hornacinas el agua cae desde arriba como en una cascada. La mitad inferior, ligeramente más avanzada respecto a las hornacinas superiores, está constituida por un muro en el cual se abren, en correspondencia con las superiores, tres hornacinas más pequeñas, dotadas cada una de ellas de una pequeña cuenca de recogida del agua.
Últimas intervenciones
Entre 1878 y 1879 se demolieron las dos torres laterales que servían para fortificar la Porta del Popolo, que en esa época tenía todavía un solo arco, y se añadieron los dos arcos laterales, más pequeños. Tras la toma de Roma, se realizó una nueva vía de acceso a la plaza, adornada con jardines laterales, calles y escaleras, detrás de la exedra hacia el río, tras la construcción del Ponte Margherita (1886-1891). La última intervención estructural relevante se produjo en la época fascista, en 1936, cuando se inauguró la exposición del renovado Aqua Virgo en la gran hornacina bajo la terraza del Pincio.
En la actualidad, la Piazza del Popolo es una amplia zona peatonal de unos 16 000 m², lugar de celebración de eventos públicos importantes: su capacidad la permite albergar hasta 65 000 personas.[5] Aquí también tiene su sede el comando regional de los Carabineros del Lacio en el cuartel dedicado a Giacomo Acqua, un antiguo convento agustiniano, que fue posteriormente –en 1870– la primera sede de los Reali Carabinieri dei Savoia.
↑Esta historia se entrelaza con una leyenda según la cual el fantasma de Nerón frecuentaba la zona de las murallas aurelianas llamada actualmente Muro Torto, donde estaba su tumba, y hacía allí aquelarres bajo un nogal junto con demonios y brujas. Se trataba, probablemente, solo de rebeldes residuos de ritos paganos a los que se oponía la Iglesia. De una situación similar nació, en Nápoles, la primera capilla de Piedigrotta.
↑Rendina-Paradisi, Le strade di Roma, vol. III, p. 1045.
↑En 1849 se colocó delante de la iglesia de San Pietro in Montorio, en el Janículo, donde sin embargo permaneció solo unos veinte años antes de ser desmontada y colocada en un almacén. En 1940 fue recuperada y, tras la reconstrucción de las dos cuencas que se habían perdido, en 1950 fue colocada definitivamente en la Piazza Nicosia, donde todavía se encuentra en la actualidad. Es conocida como Fontana del Trullo.
↑El león era el símbolo heráldico de la familia del pontífice, los Genga.