Poder pastoralPoder pastoral, concepto de Michel Foucault hace referencia a cómo el Estado moderno integró en sí una antigua forma de poder creada por las instituciones cristianas. Estas se relacionan con los individuos y la comunidad de forma pastoral, es decir, se preocupa de todos y cada uno por separado (en una relación individual como en la confesión y el circuito de los sacramentos) durante toda su vida, para asegurar su salvación en el más allá, en oposición al poder político que es inmanente. Dicho poder se ejerce explorando y guiando las almas y conciencias de los individuos produciendo una verdad de sí. El poder pastoral se legitima por la búsqueda de la salvación y, sobre todo, por no ser un poder destinado a un fin privado. Su objetivo es la salvación de todos y su actor social con mayor ejercicio de poder, el pastor, tiene una carga en este rol[1]. El Estado moderno subsumió algunas de estas características creando una matriz de individualización, que pretende que esta salvación del individuo se convierta en un aseguramiento de su vida cotidiana frente a la incertidumbres de la reproducción material de la vida. Las funciones pastorales fueron asumidas por diversos funcionarios e instituciones del estado: policías, maestros, médicos, psiquiatras, etc., y por el tejido social mismo, particularmente la familia. El resultado es la producción deliberada de una forma de subjetividad. La sociedad en su conjunto fue movilizada por el estado y sus instituciones para asumir las tareas pastorales, que son, en definitiva, relaciones de poder que lejos de competir entre ellas, provocan una sinergia eficiente gracias a una adecuada delimitación por parte de las instituciones y las disciplinas en su penetración de los individuos. “Omnes et singulatium: hacia una crítica de la razón política” En “La vida de los hombres infames.” Edit. La Piqueta, 1990. Igualmente, “La filosofía analítica de la política.” Referencias
Bibliografía
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