Primera globalización (Siglo XIX)Primera globalización es término utilizado por algunos historiadores económicos para designar el período de expansión del comercio y las finanzas que tuvo lugar entre 1870 y 1914, caracterizado por el fuerte aumento de los flujos de tres magnitudes fundamentales: el comercio internacional, los movimientos de capitales y las migraciones masivas de personas en el planeta y que dieron lugar al surgimiento de un mercado mundial de productos y de factores de producción y a una convergencia mundial de los precios de los productos.[1] Ese período coincide con la etapa político-económica, cultural y científica denominada Belle Époque. Por otro lado, la «segunda globalización» abarcaría 1944-1971, y conduciría a la tercera era de la globalización, iniciada en 1989 y hasta nuestros días.[2] CausasLa principal causa de esta globalización fue la caída de los precios de los transportes y de las comunicaciones internacionales debido al auge del barco de vapor y el ferrocarril; la adopción internacional del patrón oro que facilitó el comercio y la inversión internacional; y un inédito periodo de paz conocido como la Belle Époque. La globalización creó cambios estructurales en la producción y el comercio y provocando la especialización económica internacional. El avance de los transportes también conllevó el incremento de las migraciones desde Europa, tanto de capital como de capitales. Distinguiendo por continentes la globalización trajo una convergencia entre los países europeos, Japón y Estados Unidos. Desde mediados del siglo XIX se experimentó un proceso de gran divergencia entre estos países y el resto de países americanos, asiáticos y africanos.[1] ConsecuenciasLa primera intensificación contemporánea del mercado provocó determinados cambios en diversos ámbitos en la economía mundial:
Véase también
Referencias
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