Como urbanista destacó por su papel relevante en la renovación urbana de la capital francesa en los años 1950, especialmente como responsable de la investigación inmobiliaria realizada por el Centro de Documentación y Urbanismo en 1957. Se mostró partidario de soluciones radicales que hacían tabula rasa con las edificaciones preexistentes, inspirándose fundamentalmente en la Carta de Atenas. Puso en práctica sus principios cuando se le confió en 1959 la ordenación del sector del Front-de-Seine, junto a Henry Pottier, un barrio preferentemente residencial donde levantó diversos edificios de viviendas todos de la misma altura, de acuerdo con sus principios de un «urbanismo vertical» destinado a tres funciones principales: circular, trabajar, habitar.[3]