Signo de contradicción es una doctrina católica que se refiere a personas o entidades que manifiestan santidad y al mismo tiempo, o como resultado, reciben una oposición extrema. El término se deriva de la frase bíblica «el signo contra el que se habla» que se encuentra en Lucas 2,34 y en Hechos 28,22, y que se refiere a Jesucristo y los primeros cristianos respectivamente. La palabra «contradicción» viene de las palabras latinas contra, «contra» y dicere, «hablar».
Según la tradición católica, un signo de contradicción apunta a la presencia de Cristo o la presencia de divinidad debido a la unión de esa persona o realidad con Dios. En su libro El Signo de Contradicción, el papa Juan Pablo II dice que «el signo de contradicción» es quizás «una definición distintiva de Cristo y su Iglesia».[1]
Jesucristo como signo de contradicción
En su intervención, Simeón dice también que María estará ligada íntimamente con el trabajo salvífico de su Hijo (Lc 2, 35). La espada indica que María tendrá una participación en los sufrimientos de su hijo. Las últimas palabras de la profecía conectan con versículo 34: la rectitud o tergiversación serán demostradas si uno acepta o rechaza a Cristo.[2]
La Iglesia y los cristianos como signo de contradicción
La frase bíblica de Hechos 28,22 cita a un judío de Roma con quién Pablo habla: «Mas querríamos oír de ti lo que sientes; porque de esta secta notorio nos es que en todos lugares es contradicha».
Según teólogos y eclesiólogos católicos como Charles Journet y Kenneth D. Whitehead en One, Holy, Catholic, Apostolic (Una, Santa, Católica y Apostólica): «La Iglesia temprana era la Iglesia Católica»;[3] la secta referida aquí por los judíos es la Iglesia temprana de cristianos.
Juan Pablo II
Un ejemplo contemporáneo de un signo de la contradicción es Juan Pablo II. Mons. Carlos María Franzini, obispo de Rafaela, con motivo de los 25 años del pontificado de Juan Pablo II (octubre de 2003), dijo:
Su condición de víctima de los totalitarismos del siglo XX le habilita para una crítica libre y descarnada de lo que él mismo ha llamado el capitalismo «salvaje», que ha engendrado «abismos» de desigualdad entre los hombres y los niveles de exclusión social que hoy golpean a la humanidad. Signo de contradicción para los defensores de uno y otro sistema, no ha callado su voz firme y profética para denunciar todo aquello que en las distintas realidades del planeta impiden a los hombres vivir con dignidad. [4]Archivado el 24 de diciembre de 2006 en Wayback Machine.
Basta consultar la Banca de datos de la literatura médica y bioética. En el estatuto del embrión y del feto en los años 70-74 existían poco menos de 500 voces de literatura biomédica y 27 en tema de literatura filosófico-teológica; en el cuadrienio 90-94 contamos ya con aproximadamente 4200 voces de naturaleza biomédica y 242 en el campo filosófico-teológico. Deseo subrayar el texto de un Padre de la Iglesia, Tertuliano: "Homo est qui venturus est". Y también aquel texto más conocido de la Instrucción Donum Vitae, tomado por la Encíclica: "Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces.
↑Dice Dr. Enrique Cases: «Estas palabras proféticas se cumplieron ampliamente a lo largo de la vida del Señor. Unos lo aceptarán gozosos, otros lo rechazarán. Cristo se convertirá en signo de contradicción en Israel, es decir, en ocasión de que se formen dos grupos bien diferenciados: los que le siguen y los que se oponen a él». [1]Archivado el 5 de abril de 2005 en Wayback Machine.