Desde las páginas del Telégrafo Mercantil se expandió en Buenos Aires el uso del adjetivo "argentino" para referirse a todo lo relacionado con el Río de la Plata o la ciudad de Buenos Aires, de modo que el periódico es considerado uno de los impulsores del nombre Argentina.[cita requerida]
Sus páginas fueron escuela y tribuna, un espacio de expresión para los jóvenes ilustrados de la época, pero también daban lugar a la poesía, las notas de color, la información general y la que importaba al comercio de los territorios del virreinato. Por ejemplo, según el Telégrafo Mercantil del 11 de octubre de 1801, en la zona del bañado de Quilmes se podían cazar los siguientes productos para la obtención de cueros: vizcachas, venados, zorros, zorrillos, nutrias muy abundantes en las costas y arroyos del Riachuelo, perros cimarrones, cuyos cueros sirven para botas, cisnes, perdices y gaviotas por sus plumas.[cita requerida]
Comenzó a publicarse los miércoles y sábados en ejemplares de ocho páginas, pero a partir del número 18 del tomo II (la numeración se reinicia en cada tomo trimestral), del 4 de octubre, pasó a salir todos los domingos con dieciséis páginas. La edición semanal dominical a veces era acompañada por números extraordinarios en la semana, en cuyo caso se “compensaba” el número de páginas. A partir del 3 de septiembre de 1802, ya cerca de la cancelación, cuando se inició el tomo V, el Telégrafo Mercantil volvió a ser bisemanal, con doce páginas los días viernes y cuatro los domingos, reservando esta edición (que si bien tiene regularidad se denomina “Telégrafo extraordinario”) para dar cuenta de las entradas y salidas de buques comerciales y una “Miscelánea” de pequeñas noticias. Entre el 10 de septiembre y el 8 de octubre de 1802 se debió suspender la publicación, por estar ocupada la imprenta con la impresión de documentos oficiales.[1] Debido a problemas de orden económico, y a raíz de varios desentendidos con las autoridades coloniales, que veían con malos ojos las tímidas críticas deslizadas en sus páginas y el estilo desenfadado de las sátiras y críticas de costumbres, el periódico dejó de aparecer en octubre de 1802, habiéndose publicado hasta entonces 110 entregas regulares, muchos suplementos y números extraordinarios.