Su origen histórico con la denominación Valle de Ricote se sitúa a principios del siglo VIII, con la invasión musulmana de la península ibérica.
El periodo de dominación musulmana de este valle, entre los siglos VIII y XIII, fue muy fructífero en el aspecto cultural. El Valle de Ricote fue el punto de partida de uno de los caudillos musulmanes más importantes del siglo XIII, Ibn Hud, el cual, y tras su sublevación en el castillo de Ricote consiguió aglutinar bajo su mandato a buena parte del territorio musulmán español durante diez años.
En el S.XI al-Bakri dejó escrito: El Tudmir (Segura) es un río que encajonan las montañas en un lugar conocido como Ricote (Riqūt), a una distancia de 18 millas de Murcia [unos 33 kms], de tal modo que allí el hombre puede detener su curso. Si no fuera por esos montes, las aguas torrenciales anegarían Murcia.[1]
En 1284, el entonces Infante Sancho de Castilla, prometió a la orden de Santiago la entrega de este territorio a cambio del apoyo de esta institución a sus aspiraciones a la Corona castellana. Cuando el infante accedió al trono con el nombre de Sancho IV de Castilla cumplió lo pactado entregando el valle a la orden mencionada, salvo la localidad de Archena, que previamente había sido concedida a la Orden de Malta.
En el siglo XVII se produjo en este territorio la expulsión de los moriscos. Forzados a la conversión en 1501, a principios del siglo siguiente, acusados de prácticas islámicas cuando ya eran totalmente cristianos, Felipe III de España decretó la expulsión de sus reinos. Fueron los moriscos ricoteños los últimos en salir de España, ya que lograron, alegando su cristianismo, evitar el decreto de expulsión de 1609, pero el interés económico que la oligarquía local tenía sobre sus bienes propició el que en 1614 se promulgase un nuevo decreto que directamente fue dirigido contra ellos y que ocasionó que a finales de ese año fueran embarcados en el puerto de Cartagena, primero con destino a Mallorca y posteriormente a Berbería.[cita requerida]
El siglo XVII fue un siglo de difícil recuperación de la economía como consecuencia de la expulsión.
El siglo XVIII estuvo dominado por la familia Llamas, que procedente del vecino pueblo de Mula, se asentó en Ricote en el siglo XVII, aprovechando el vacío dejado por los moriscos y la consecuente disponibilidad de tierras a precios bajos. Esta familia, principalmente dos miembros de ella, Juan de Llamas, y posteriormente su hijo Francisco, controlaron la vida del Valle de Ricote durante todo el siglo XVIII.[cita requerida]
Pese a ser un territorio santiaguista la orden no intervino en la regulación de la vida del valle, limitándose simplemente a percibir las rentas que esta encomienda le suministraba, dejando la administración en manos de arrendadores, entre ellos los Llamas, que a cambio de recibir buena parte de los ingresos generados en el territorio, aportaban a la orden una cantidad pequeña, pero que a fin de cuentas no le suponía esfuerzo generar.
Durante el siglo XIX, se produjo la disolución de la Orden de Santiago y los bienes fueron adquiridos por otras familias que siguieron controlando la vida de este territorio.
Evolución demográfica
Desde 1900, la población del Valle de Ricote (según la división comarcal moderna) ha experimentado un descenso del 19%, inédito en una región en la que todas las otras comarcas han visto incrementada su población (en los casos más moderados: comarca Oriental, +17%; Río Mula, +26%; Noroeste, +29%). Desde 1991, la situación es de clara estabilidad (-0,4%).
Villanueva del Río Segura (línea naranja del segundo cuadro) representa una excepción en el conjunto de la comarca.
La comarca en la actualidad
Actualmente es una zona que, pese a su reducido espacio, presenta mucha disparidad entre los cinco municipios que lo integran. Archena, el más industrial, se encuentra más cerca de la principal vía de comunicación que accede al valle, y ha desarrollado una incipiente industria. Además, cuenta con las aguas termales de su balneario, cuyo aprovechamiento se remonta a la época del Imperio romano, y que es la base del turismo en el municipio.
Ricote y Ojós, situados en el centro del valle, sufren un estancamiento en su desarrollo, y la principal industria que podría revitalizar su economía, el turismo, está sin explotar.
Ulea y Villanueva, situadas al sur del valle han optado por desarrollarse vendiendo su antigua superficie de cultivo a constructores que pretenden convertir en pocos años a estos dos pueblos en dos inmensas urbanizaciones, aunque la crisis inmobiliaria ha reorientado esta tendencia hacia niveles más razonables de construcción.