War Photographer es «la película más directamente cautivante de Christian Frei. No deja, sin embargo, de plantear muchas preguntas al espectador: sobre el compromiso humanista, la necesidad y la manera de atestiguar sobre lo peor, sobre el respeto del otro y el principio de no-intervención directa, sobre el voyeurismo y la deriva de los medios de comunicación, etc. Su impacto tiene menos que ver con el supuesto peligro (el cineasta se aparta de toda tentación de suspenso o de espectacularidad) que con el encuentro de un personaje fascinante y misterioso, una especie de Don Quijote moderno y de caballero propulsado en la barbarie que parece haber trascendido todas las ambigüedades de su profesión. A veces, su ética puede parecernos chocante, su manera de exponerse al peligro, insensata, sus sacrificios, inútiles. Sin embargo, terminamos por comprender por qué actúa así.[1]
Norbert Creutz, crítico suizo
Sus imágenes fotográficas, que llenan gran parte de la película, son de un gran poderío, de expresivo blanco y negro, y llenas de humanidad. Porque algo que Nachtwey trata de no perder de vista en ningún momento es que su arriesgado trabajo recoge imágenes de personas, y se dirige a personas de todo el mundo, muchas veces ciegas ante la injusticia. Como él mismo dice, sabe que la compasión siempre debe pesar más que su ambición por obtener las mejores fotografías. Y somos testigos de cómo los sucesos que presencia no le resultan indiferentes, ni mucho menos; es más, su esperanza es que las imágenes que toma ayuden a cambiar las cosas.[2]
Decine21.com
(...) this film is an act of spiritual faith -- an eloquent, deeply felt meditation on the nature of compassion[3]