El caballerizo mayor era el jefe de palacio encargado de la dirección y gobierno de la caballeriza del rey de España, y lo acompañaba tan pronto salía de palacio. Formaba parte del entramado institucional de la Real Casa y Patrimonio de la Corona de España.
Antecedentes históricos
Este empleo cuenta mucha antigüedad en España y ya se conocía con la misma denominación que ahora tiene en tiempo del emperador Carlos V, como lo atestiguan los nombramientos de San Francisco de Borja y del marqués de Launoi como caballerizos mayores de la emperatriz su esposa, de lo cual también se infiere claramente el mucho honor y distinción anejos a aquel cargo; de otro modo no se hubieran buscado para él personas de tanta nobleza y posición.
Los reyes de España, que siempre remuneraron generosamente a sus servidores y que sostuvieron su corte y su casa con gran pompa y magnificencia, otorgaron considerables prerrogativas a su caballerizo mayor como servidor que era tan inmediato a sus personas. Le confirieron la honra de tener llave de cámara y aposento en palacio, el mando en la casa de los pajes del rey, en los piqueros y en la armería real, el privilegio de andar en coche del rey con seis mulas o caballos, la precedencia fuera de palacio sobre el mayordomo mayor y sumiller de corps, acompañando al rey y otras varias distinciones no menos honoríficas.
Aparte de ellas, el caballerizo mayor del rey ha disfrutado en otros tiempos del conocimiento de causas y pleitos, de una verdadera jurisdicción, puesto que entraba en unión del mayordomo mayor y del sumiller de corps a formar la junta de Bureo con igual concepto de jefe principal. En su virtud le correspondía por asesor un consejero de Castilla, tanta era la categoría que representaba. Las leyes españolas recopiladas declaraban esta jurisdicción del caballerizo mayor, le encomendaban como primer jefe de la Real Caballeriza su privativo gobierno y dirección, ponían bajo sus órdenes los criados e individuos que en aquella servían, le concedían en unos empleos la propuesta, en otros el nombramiento, etc. El fuero privativo de los empleados de Reales Caballerizas se extinguió posteriormente, entendiéndose competente para con ellos la jurisdicción ordinaria.
Pero a pesar de haberse desmembrado las facultades de justicia de la autoridad del caballerizo mayor del rey, no perdió este empleo su elevado carácter. Y con él se siguieron considerando honradas las más distinguidas personas de la aristocracia. Y si por una parte quedó dentro de una esfera más limitada, en cambio acreció a su consideración la que tuvieron en otras épocas ciertos empleos principales de palacio que en él se refundieron. La Real Ballestería siguió conforme a la ley recopilada bajo las órdenes del Caballerizo mayor, teniendo a la vez el concepto que su título indica, el de caballerizo y de ballestero y montero mayor, siendo el jefe de los caballerizos de campo, ballesteros, reyes de armas, picadores, correos, tronquistas y criados de la real caballeriza.
Aunque se haya tratado del caballerizo mayor del rey, no debe tomarse esto literalmente, ni dar motivo a creer que no hay más que un caballerizo mayor. El rey, lo mismo que la reina, tenían cada cual el suyo, notándose en esto una igualdad e independencia acostumbrada de antiguo en palacio. Las funciones de caballerizo mayor pertenecen a las que se llaman de etiqueta.
Durante los reinados de los dos últimos reyes antes de la proclamación de la Segunda República, Alfonso XII y Alfonso XIII, el caballerizo mayor era la segunda persona en categoría tras el mayordomo mayor, correspondiéndole la jefatura tan pronto el monarca salía de palacio. Su desempeño debía corresponder a un grande de España y su sueldo era de 15.000 pesetas anuales, el mismo que tenía el mayordomo mayor e igualmente, como este, disponía de oficina y cuarto propio en el Palacio Real de Madrid.
El caballerizo mayor acompañaba al rey en todas sus salidas o «jornadas» a caballo junto al carruaje, en el propio carruaje a su lado o «al vidrio» (como se decía), en automóvil y en los viajes en tren o en barco por España y el extranjero.
Como montero mayor, con la ayuda del primer montero, a él correspondía la gestión de las reservas de caza del Patrimonio de la Corona y la organización de las cacerías (monterías...) a las que asistiera el rey si estas tenían lugar en los cazaderos de la Corona como eran el Monte de El Pardo, la Real Casa de Campo o los bosques de Valsaín. En las monterías y tiradas de perdices organizadas por terceros, y que contaban con la asistencia del rey, siempre acompañaba a este en aquella condición.
Unidades dependientes del Caballerizo mayor
A sus órdenes inmediatas se encontraban el caballerizo mayor de la reina, el primer caballerizo y el primer montero con sueldos, ambos, de 7500 pesetas anuales cada uno. Tras de ellos se hallaban los caballerizos de campo, que solían ser oficiales del arma de Caballería, y los monteros de campo.
Del caballerizo mayor asimismo dependían, con asistencia del primer caballerizo, las Reales Caballerizas con su director al frente, cuyo puesto, en 1930, ocupaba Ramón Fernández de Córdoba, marqués de Zarco, que cuidaban de los caballos, carruajes, automóviles, camiones y otros vehículos afectos al servicio del monarca. También era el jefe de la Armería del Palacio Real de Madrid, cuyo conservador en 1930 era José María Conrado y Conrado.
Privilegios, distintivo y uniforme
En las capillas y actos oficiales se sentaba a continuación del mayordomo mayor. En recepciones públicas, junto al mayordomo mayor y el comandante general de Alabarderos, permanecía tras los sillones reales.
El uniforme de montero era de paño verde muy oscuro con bordados propios, hojas de roble, etc.
Caballerizos mayores de los reyes de España entre 1515 y 1931
Caballerizos mayores del emperador Carlos V, 1515-1556