A pesar de no ser un episodio evangélico, el tema supone que Jesucristo y San Juan Bautista se habrían relacionado de niños, pues eran primos de segundo grado (Jesús hijo de la Virgen María y Juan hijo de Santa Isabel, su prima). Las madres, ambas embarazadas, sí que protagonizan una escena de los evangelios: la Visitación. Ya adultos, también su relación aparece en los evangelios: el bautismo de Cristo.
La Deesis, un tema también muy frecuente, reúne a los mismos personajes, pero adultos (Cristo en Majestad entre la Virgen y San Juan Bautista).
No debe confundirse con el tema denominado Stabat Mater, en el que el "San Juan" que acompaña a la Virgen y a Cristo en la cruz es otro "Juan", San Juan Evangelista (el "discípulo amado").
Iconografía
Tema principal
Se suelen incluir una serie de recursos iconográficos para la identificación de personajes y asuntos teológicos: San Juanito aparece habitualmente con un ropaje tosco, de piel de camello. Suelen aparecer, como elementos simbólicos, un cordero (alusivo al sacrificio de Cristo -Agnus Dei-), una concha (alusiva al bautismo de Cristo, que protagonizará el Bautista) y una pequeña cruz o lábaro (que alude a la vez a la muerte de Cristo y a su triunfo sobre la muerte). La escena es proclive a la representación de todo tipo de detalles tiernos y actitudes infantiles, cariñosas o juguetonas; y a las carnaciones suaves.
siglo XV
El tema se hace habitual a finales del Quattrocento italiano.
Boticelli lo abordó en al menos tres ocasiones (uno óleo en tondo de fecha indeterminada -Museo Nacional de Gales-,[7] y otros fechados en 1490 -Cleveland- y 1495 -Pitti, véase la imagen que abre el artículo-).
Leonardo lo desarrolla, en un peculiar entorno paisajístico y con la adición de la figura de un ángel,[9] en La Virgen de las Rocas (1483-1486 -Louvre-, con una réplica más tardía, de 1495-1508 -National Gallery-).[10] Su discípulo español, Fernando Yáñez de la Almedina, también hizo al menos dos versiones, una de ellas incluyendo en la escena a Santa Ana, abuela de ambos niños.
Leonardo, Louvre.
Leonardo, National Gallery.
Yáñez de la Almedina, 1505.
Rafael pintó el tema en varias ocasiones, las llamadas Virgen del prado (1505-1506, Kunsthistorisches), La bella Jardinera (1507, Louvre) y Virgen de la silla (1513-1514, Pitti; véanse además otros ejemplos de escenas más complejas).
También aparece en la obra de maestros de la pintura barroca; además de la notable escultura de Pietro Bernini (véase imagen que abre el artículo).[22]
En una curiosa escena, se representa al Niño Jesús en actitud de leer un libro y a San Juanito señalándole.[24] Es más común la representación de la Virgen niña leyendo (el tema denominado la educación de la Virgen).
Escenas complejas: Sagrada Familia, otros santos, comitentes
En otras ocasiones, la escena se hace más compleja, incluyendo comitentes o convirtiéndola en una sacra conversazione con la adición de otros santos. Si la escena incluye a San José, se convierte en una Sagrada Familia con San Juanito.[25]
Giacomo y Giulio Francia (primera mitad del siglo XVI). Hay otras obras de estos autores con el mismo tema.[29]
Otros temas: adición de Santa Ana o Santa Isabel
Santa Ana, madre de María e Isabel, es abuela de ambos niños, lo que justifica la aparición de cualquiera de ellas en una variante menos frecuente de la misma tipología:[30]
Una sacra conversazione o una "Virgen en gloria", tipologías que incluyen una Virgen con el Niño, pueden también incluir la figura de San Juan Bautista adulto, como a cualquier otro santo; mientras que el tema de la Déesis (donde la Virgen y San Juan Bautista flanquean a Cristo adulto) implica una concepción teológica diferente (la intercesión). No debe confundirse con el tema del Stabat Mater (la representación de una escena evangélica durante la Crucifixión, en la que aparece Cristo crucificado, la Virgen y San Juan Evangelista, no el Bautista).
Murillo, en una composición inspirada en Guido Reni, que a su vez se inspira en Annibale Carracci, representó a los dos niños sin presencia de la Virgen ni Santa Ana. La escena, en la que el Niño Jesús da a beber agua a San Juanito en una concha, es una prefiguración del Bautismo de Cristo.
Del mismo autor, un tema mitológico fácilmente relacionable: Leda y el cisne, con sus cuatro hijos (en la versión llamada inginocchiata -"arrodillada"- o accovacciata -"acurrucada"-).
La iconografía de representar a San Juan Bautista como Niño, es característica del renacimiento italiano, donde en no pocas ocasiones se representaban a las “Madonnas” acogiendo bajo su regazo al infante Juan así como al Divino Niño Jesús.
Se puede representar al Bautista en edad infantil, como niño (Murillo, San Juanito y el Cordero 1670). w[4][5] La iconografía de “San Juanito” fue una creación del Renacimiento, surgida como consecuencia de la relajación de las formas y contenidos religiosos que acompañaron al Humanismo, pretendiendo dotar de más humanismo la figura de Jesucristo, dando un papel más activo al entorno afectivo en el que creció.