La casa de Nazaret (Zurbarán)
La casa de Nazaret es un tema del cual existen al menos doce versiones relacionables con Francisco de Zurbarán y/o su taller. Odile Delenda, historiadora del arte especializada en este pintor, solamente admite tres cuadros como autógrafos del maestro en su catálogo razonado y crítico. IntroducciónLas referencias a la infancia de Cristo en los evangelios canónicos se limitan a Mt 2[1] y a Lc 2.[2] En los siglos XVI y XVII existen notables pinturas de Jesús niño o muy joven, junto con José.[3] Sin embargo, era muy raro representarlo individualmente —como en el Niño de la espina— o bien con María, y es mérito de Zurbarán haber popularizado ambos temas. Según Francisco López Estrada, el pintor se inspiró en la Vita Christi escrita por Ludolfo de Sajonia, cuya traducción por Ambrosio Montesino fue publicada en Sevilla en 1537.[4] Tema de las obrasLa escena muestra una escena hogareña, donde Jesús ya mayorcito está junto a la Virgen, quien ha interrumpido su labor de costura y se encuentra ensimismada en su pensamientos. Jesús, ocupado en hacer una pequeña corona de espinas, se ha pinchado en el dedo. Las figuras carecen de nimbo, y la única alusión a su santidad es un discreto rompimiento de gloria con algunas cabezas de querubines. El asunto de la escena es la Redención, simbolizada en muchos detalles: la corona de espinas y el dedo herido anticipan la Pasión, los paños blancos son símbolo de pureza, las palomas aluden a la Presentación de Jesús en el Templo[5] y el lebrillo con agua a su Bautismo. Sobre la mesa, un hermoso bodegón; los libros sugieren las profecías veterotestamentarias y las peras simbolizan el amor de Cristo por la humanidad. El jarrón, con lirios y rosas, alude a la virginidad y a la maternidad divina de María.[6] Versión de ClevelandDatos técnicos y registrales
Análisis de la obraEste lienzo tiene una composición bifocal, cuya sencillez e intimidad huye de la aparatosidad de ciertas obras del barroco. Las figuras están nítidamente representadas, y tanto la calidad matérica de los objetos como su individualización, denotan la maestría de los bodegones de Zurbarán. Jesús viste una larga túnica azul grisáceo, y la Virgen un bello y colorido vestido rojo. Su postura y su rostro parecen remitir a la cita evangélica: «guardaba todos los recuerdos en su corazón».[9] El modelado de los rostros está perfectamente conseguido, así como la contrastada iluminación, que acentúa los relieves, sin el acentuado tenebrismo de las obras juveniles. Con ello, Zurbarán dota a la escena de una penumbra misteriosa, que acentúa el profundo silencio que envuelve a los personajes.[10] Procedencia
Versión de una colección privadaDatos técnicos y registrales
Análisis de la obraEste lienzo es algo más pequeño que el anterior, y sus veladuras parecen mejor conservadas. Mientras que en la variante anterior la túnica del joven Jesús es de color gris, aquí es de un simbólico tono malva, el color litúrgico de la penitencia. El plegado de las vestimentas es también diferente, y el cacharro de barro rojo con dos asas —a los pies de Jesús— tiene aquí una forma bilobulada.[14] Procedencia
Versión de una colección privada
Datos técnicos y registrales
Análisis de la obraEste cuadro sufrió cuchilladas y agujeros de balas de la soldadesca durante la guerra civil española, mientras estuvo en el Monasterio de las Descalzas Reales (Madrid). Ha recuperado mucho de su belleza, gracias sobre todo a la segunda restauración, que descubrió la firma y la fecha de la obra. Esta versión —de formato casi cuadrado— es parecida a la anterior, tanto en la forma de la vasija con agua como en el color de la túnica de Jesús. La composición forma un equilibrado juego de diagonales y triángulos. La Virgen, la cesta de labor y las palomas, forman una pirámide perfecta.[17] Procedencia
Referencias
Bibliografía
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